En la hoja de servicios de Miguel Cardoso como entrenador del Celta quedará la duda eterna de si tiró o no por la borda la Copa del Rey en Anoeta, donde el Celta necesitaba mejorar el 1-1 del partido de ida en Balaídos para continuar con vida en la competición que más alegrías ha proporcionado al club vigués a lo largo de su historia. Ayer en San Sebastián, el equipo vigués le dio el último trago a esta edición del torneo del KO tras una mediocre actuación, en la que el técnico portugués apostó por un once con cinco defensas y sin delantero centro. Con el próximo compromiso de Liga ante el Villarreal a 70 horas, Cardoso concedió descanso a diez de los que fueron titulares ante el Huesca. El único superviviente del pasado domingo fue Okay. La apuesta resultó negativa dado el resultado, a pesar de la buena puesta en escena que tuvieron los célticos en el mismo escenario donde diez días antes habían afrontado con una derrota (2-1) el debut de Cardoso con el cuadro vigués. En esta ocasión, a la Real Sociedad le bastó con recurrir a dos de sus jugadores más talentosos, Oyarzabal y Januzaj, para acabar en menos de media hora con las ilusiones de un Celta que tuvo más dominio y ocasiones de gol, pero falló en el área rival. Con esta derrota, el equipo de Cardoso podrá dedicar todas sus energías a mejorar su mal primer tercio de LaLiga y afrontar un mes de enero mas cómodo, sin los agobios de la Copa. Pero al preparador luso también se le presenta ahora la complicada labor de manejar una plantilla de veinticuatro futbolistas en la que muchos de sus efectivos han dicho adiós en diciembre a una temporada que concluye a mediados de mayo. Complicada gestión.

A la apuesta por un once renovado, Cardoso añadió ayer un dibujo táctico diferente. Presentó una defensa de cinco, un doble pivote y tres atacantes. En ese 5-2-3, Kevin y Mazan (ambos no sumaban más de cuatro partidos con la celeste) ejercían de carrileros, con Cabral, Roncaglia y Júnior Alonso como centrales. Okay y Beltrán se ocupaban de la construcción y por delante se situaba un trío de sabor escandinavo, con Emre Mor, Pione Sisto y Hjulsager. El plan desconcertó de inicio al equipo donostiarra, que mantuvo a nueve de los once titulares que habían vencido a los célticos en el mismo escenario diez días antes.

El Celta tuvo una buena puesta en escena. A los tres minutos protagonizó una larga posesión que finalizó Okay con un lanzamiento desviado. La Real Sociedad, sin embargo, quiso resolver la eliminatoria por la vía rápida. En el minuto 10, Oyarzabal mandada a la escuadra una bolea desde fuera del área tras recoger un rechace de Sergio Álvarez a un centro desde el córner. Un extraordinario tanto para poner en ventaja a los blanquiazules en este duelo copero, que Januzaj dejó resuelto en el minuto 27. El belga recibió en el costado derecho, se perfiló para golear con la izquierda y el balón entró por la otra escuadra de un asombrado Sergio Álvarez.

A pesar de un mayor caudal ofensivo que el rival, el Celta se marchó al descanso esperando por Aspas y Maxi. Cardoso dio entrada primero a Jozabed para que descansase Okay. Otro mensaje de que LaLiga es lo único importante ahora mismo para el técnico portugués, que dio media hora de juego a Maxi Gómez y veinte minutos a Aspas,. Pero sin poder generar juego por las bandas y moviendo el balón con parsimonia, las opciones de voltear el resultados fueron mínimas para un Celta que se despide de la Copa del Rey al primer trago, tras una mediocre actuación.