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Propuesta de exilio

Los derbis gallegos, como el River-Boca, estuvieron a punto de disputarse en campo neutral en la temporada 1925-1926

El Celta de la temporada 25-26, con Queralt, Balbino, Bienvenido, Pasarín, Lilo, Cabezo, Pinilla, Polo, Rogelio, Chicha y Reigosa. // FDV

El derbi gallego, como en breve el River-Boca de la Copa Libertadores, también pudo disputarse lejos de sus escenarios naturales. Así lo propusieron Celta, Federación Gallega y Hándicap, a través de Faro de Vigo, de cara al Campeonato de Galicia de la temporada 1925-1926. No fue entonces a consecuencia de alteraciones de orden, como el caso argentino, sino por prevenirlas en una etapa de especial tensión con el Deportivo. La propuesta generó un agrio debate durante varias semanas y fue finalmente desestimada en la asamblea de la Federación Española. Cuestiones del relato retratan otro tiempo y remedan a la vez las querellas actuales.

Fernando Núñez ha recopilado hechos y discusiones a través de los periódicos de la época. Núñez es nieto del máximo dirigente céltico en aquel tiempo, Manuel Núñez García, el único que ha presidido el club vigués en dos etapas diferentes (1925-1927 y 1940-1941). En el listado del museo se había cometido un error con sus apellidos. Fue por remediarlo que Fernando se lanzó a bucear en las hemerotecas y no ha parado desde entonces -"me cogió el gusanillo", resume-. Está elaborando un diario del Celta; compendio literal de su día a día a través de la prensa. Ya ha organizado el material desde 1915, cuando se propuso por primera vez la fusión de los clubes vigueses, hasta 1927.

Fue en esa recolección permanente que encontró la historia de los derbis que pudieron jugarse fuera de Galicia. "Mi abuelo estaba metido y por eso empecé a indagar", explica. Treinta cartas y artículos, ordenados de forma cronológica, permiten seguir el desarrollo de los hechos con agilidad. "Un pleito familiar", titula Núñez, porque así fue como lo definió alguno de los involucrados.

La idea surge al parecer -se le cita, pero no aparece con voz propia- de Miguel Bezares, T. Arnold como pseudónimo según costumbre. A Arnold le preocupa la turbiedad entre Celta y Deportivo. Está caliente el "caso Isidro". Sucedió a pocos días del inicio del Campeonato de Galicia 1924-1925. El portero intenta fichar por el Deportivo. El Celta acusa a los blanquiazules de haberlo sobornado. Estos aducen que es el propio Isidro el que se ha presentado en sus oficinas. Los vigueses consiguen que la Federación Gallega sancione a Isidro y le impida jugar el torneo. El Deportivo se queja de que la Federación Gallega, fundada y con sede en Vigo desde 1909, es un instrumento al servicio de los célticos. Estos recuerdan que la federación se mudó durante 18 meses a A Coruña y que tuvieron que recuperarla para solucionar la desidia en su gestión. El título de 1925 queda en manos celestes gracias a Ruiz, que ha regresado de su retiro para ocupar la portería.

Isidro y la cuestión federativa encrespan los ánimos en el verano de 1925, camino del siguiente Campeonato Gallego. Por eso el Celta lleva a la asamblea de clubes del 9 de agosto la iniciativa apuntada por Arnold: que los partidos entre Celta y Deportivo de esa campaña se disputen fuera de Galicia. Acuden Celta, Unión, Eiriña, Athletic, Deportivo y Racing por la Serie A. Aunque se consigna que la propuesta "no encontró un franco apoyo en la asamblea", el 20 de octubre el comité regional de la Federación Gallega, presidido por el doctor Bustelo, la aprueba. A los clubes se les enviarán circulares para que propongan campos alternativos. Lo anuncia Manuel de Castro, Hándicap, en Faro. El gran promotor de la fusión de Vigo y Fortuna aplaude y asegura que el secretario de la Federación Española, Colina, también elogia la decisión. El conflicto estalla.

En los días siguientes se suceden las reacciones, muy al uso de aquellos años: los articulistas se contestan desde tribunas diferentes. Participan incluso con fervor periódicos madrileños. Con Hándicap se alinean La Nación (Madrid) y Diario de Pontevedra; contra él, El Pueblo Gallego (Vigo), El Orzán, La Voz y El Ideal Gallego (A Coruña), La Libertad, El Liberal, ABC e Informaciones (Madrid), además de la revista Vida Gallega.

Lo que para unos es precaución y deportividad es para otros desconsideración y oprobio. Los ataques atañen a lo personal. A Hándicap, que ha sido seleccionador nacional, lo acusan de manejar a su antojo el fútbol gallego. Ramón Fernández Mato recuerda desde El Pueblo Gallego que el campeonato se juega incluso con balones de la marca Ducim que Hándicap representa comercialmente y le acusa de "aniquilar el sueño". En El Ideal hablan de su "poder sugestivo". Para El Orzán es "el máximo cacique gallego". Los insultos y las anécdotas vuelan entre trincheras. Hándicap revela del cronista de ABC Rubryk, al hilo de su ignorancia sobre reglamentos, que una vez se indignó por la falta de compañerismo de un equipo al dejar a su guardameta solo tras la señalización de un penalti.

Celta y Deportivo se involucran en la batalla mediante notas oficiales y entrevistas. El vicepresidente del Deportivo, Federico Fernández, señala en la revista Aire Libre: "La Federación Gallega no reside, como parece natural y como en toda España ocurre, en la capital de la región, ni siquiera en la de una de sus provincias; reside en Vigo, que es un pueblo de Pontevedra, con toda la vitalidad que usted quiera y que yo no le niego, sino muy al contrario, me complazco y me enorgullezco reconocer como gallego que soy". Habla del "caso Isidro", que ha estallado en plena eclosión del profesionalismo, representado por el Celta. Fernández sostiene que el club céltico paga sueldos de hambre mientras que el Deportivo, fiel al amateurismo, prepara a los jugadores para su vida posterior (a Isidro le compran un coche para que trabaje de chófer). El Celta le replicará con ironía en una carta enviada a la misma publicación que Fernández "quiere hacernos creer que el club coruñés es una (...) sucursal de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas". Y cita razones para que el derbi se dispute fuera de Galicia, como el abofeteo del árbitro inglés Bartlet en Riazor.

Así, entre mandobles, llega la asamblea de la Federación Española a comienzos de diciembre. En el orden del día figuran varios puntos de ese "pleito familiar". La Federación Gallega, además de mantener la sanción a Isidro y disputar los derbis en campos neutrales, quiere dividir Galicia en dos regiones federales, lo que aumentará el número de representantes en el Campeonato Nacional.

Coruñeses y vigueses maniobran entre bambalinas y parecen de acuerdo. El Campeonato de Galicia en curso se detendrá para dividirse ya en dos, igual que la Federación Gallega, e Isidro podrá ser inscrito. Pero la cordialidad se quiebra. El Deportivo no quiere renunciar a la ventaja que ha acumulado en la clasificación a esas alturas. Hándicap hablará de presiones espurias a los delegados. La Federación Española acaba fallando a favor de todas las tesis del Deportivo. Los derbis se jugarán los días 31 de enero y 7 de febrero en A Coruña y Vigo.

El Celta se impone por 0-1 en un Riazor encharcado y por 4-2 en Coia. En su vuelta a Vigo Isidro se abraza a antiguos compañeros. El Pueblo Gallego habla de empate a galantería entre las aficiones. El equipo celeste conquista el título gracias a esos dos resultados, las únicas derrotas deportivistas, conservando la hegemonía que el fútbol vigués ha impuesto en el campeonato desde su creación en 1904 (Vigo y Fortuna habían sido los otros campeones). El Deportivo quebrará ese imperio en la edición siguiente. En 1941 la Federación Gallega trasladará su sede a A Coruña, donde sigue. Los pleitos familiares persisten.

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