El Celta B encadenó su séptimo encuentro consecutivo sin ganar en un partido marcado por las imprecisiones tanto en el bando local como en el visitante y que, sobre todo por su segunda parte, no quedará grabado en la memoria de los aficionados que se dieron cita en el Municipal de Barreiro. Sin ritmo, y con continuos errores en los pases, las ocasiones de gol fueron un bien escasísimo. La más clara de todo el choque la tuvo en los cuarenta y cinco minutos iniciales Ibán Salvador pero el delantero céltico desperdició un mano a mano ante Samuel para haber roto la mala racha de su equipo y dejar los tres puntos en Vigo.

Muy pronto quedó claro que no iba a ser un partido especialmente lúcido para los pupilos de Rubén Albés. Los primeros pases y controles fallidos anunciaban un encuentro complicado. Sobre todo porque el Valladolid B había saltado al césped de Barreiro con las ideas muy claras y sin complejos. Así, Jero tuvo que emplearse a fondo para despejar a córner un buen lanzamiento lejano de Waldo antes de cumplirse el minuto cinco. Y apenas unos instantes más tarde, Corral recogió un pase en diagonal, superó con facilidad a Alende y sacó un centro chut cruzado que no encontró rematador.

El siguiente cuarto de hora fue un intercambio de errores. Los visitantes apenas dejaban huecos en su entramado defensivo y el Celta B carecía de la movilidad y la profundidad necesaria para intentar romperlo. Mientras, con el balón en su poder, los pucelanos tampoco mostraban argumentos para poder inquietar a Jero. Además, las continuas interrupciones por faltas o balones perdidos tampoco ayudaban a mejorar la situación, un anticipo de lo que esperaba a los espectadores en una soporífera segunda parte.

Hasta que una rápida combinación por el centro del filial céltico le permitió encontrar un hueco. Dani Molina, con un sutil toque de tacón, dejó a Ibán Salvador completamente solo ante Samu. Pero el delantero vigués tuvo tanto tiempo para elegir la mejor opción en el uno para uno que al final acabó estrellando su remate en el portero visitante, desperdiciando la que sería la mejor ocasión de gol de todo el encuentro.

Porque hasta el intermedio solo hubo otra acción destacable, un saque en largo de Jero que el propio Ibán Salvador peinó de cabeza para la carrera de Alberto Solís, que, escorado a la derecha, sacó un buen remate que Samu desvió a córner.

Se esperaba algo más de la segunda parte. Pero no fue así. Y eso que el inicio prometía porque aún no se había cumplido el minuto tres cuando Alende cabeceó alto en buena posición una falta lateral.

Fue un espejismo. Ni locales ni visitantes volvieron a generar el más mínimo peligro hasta los instantes finales, ya tras los cambios y con muchos más espacios por el cansancio acumulado. El Valladolid B tuvo antes más presencia cerca del área local y dispuso de bastantes saques de esquina pero en ningún momento pusieron en apuros reales a Jero. El Celta B, por su parte, estuvo espeso en la circulación, inédito en los unos para uno y, sobre todo, excesivamente estático con lo que sus opciones de sorprender a un rival bien plantado fueron nulas.

Solo un pelotazo en largo de Ros permitió a Dennis ganar la carrera a su par y, ligeramente escorado a la izquierda, sacar un disparo al que respondió bien Samu a poco más de cinco minutos para el final.

Mientras, los pucelanos pudieron haberse quedado con los tres puntos en el último suspiro. Fue en una acción de estrategia a la salida de un córner en la que Alberto, en posición semejante a la de Eckert, probó fortuna con un potente tiro que Jero, con bastantes apuros, envió de nuevo a saque de esquina.

Ahí acabó el partido porque el Valladolid B daba por bueno el punto y el Celta B quería aunque no era capaz. No era su día.