Brais Méndez Portela llegó al mundo como un regalo de Reyes. Nació el 7 de enero de 1997 en una familia de Mos cuyo padre había sido futbolista profesional en el Deportivo de A Coruña. Pupi, así era conocido el progenitor, también formó parte del Juventud de Cambados de Sito MiñancoPupi,. El pequeño Brais pronto sobresalió en el manejo del balón con la zurda que muchos consideran de seda. Brilló en la Arosa Cup 2009 de categoría alevín. En el verano de 2010 recibió una oferta del Villarreal cuando jugaba en el Santa Mariña vigués. Dos años pasó en tierras castellonenses. "Jugué en el infantil A y en el cadete B y tengo muy buenos recuerdos de aquellos años", señalaba meses atrás quien con 21 años va cumpliendo todos los sueños deportivos: debutó en Primera con el Celta, marcó en San Mamés su primer gol en la élite, después celebraría su primer tanto en Balaídos y ayer conocía su convocatoria con la selección española absoluta, tras pasar por la sub-17, la sub-18 y sub-21.

En la mañana de ayer, Brais Méndez llegó al entrenamiento del Celta con la duda de si volverían a llamarle de la Rojita. Cuando se disponía a entrar en la ducha recibió una sorpresa mayúscula: estaba en la lista de la campeona del Mundo en 2010. Recibía la buena nueva en las mismas instalaciones de A Madroa, donde en 2012 pasó a formar parte del Celta, después de que la morriña le invitase a regresar a casa. Brilló en el cadete y en el juvenil celeste y dio el salto al filial, de Segunda B, donde llamó la atención de Eduardo Berizzo.

El técnico argentino se llevó en el verano de 2016 a cinco jugadores del filial a la concentración en Uruguay, donde el Celta disputó un amistoso frente al Deportivo. Junto a Brais Méndez aparecían Borja Iglesias (ahora en el Espanyol), Pape Cheikh (Olympique de Lyon), Borja Fernández (Legnica) y Diego Alende (Celta B). Una generación extraordinaria. Iglesias y Cheikh han dejado 24 millones de euros de beneficio al club vigués, que el curso pasado ató en corto a Méndez con una ampliación de contrato hasta junio de 2023 e incrementando su cláusula de rescisión hasta los 25 millones de euros.

El centrocampista de Mos siguió destacando en Barreiro y pasó a convertirse en un habitual en los entrenamientos del primer equipo. Juan Carlos Unzué le dio la oportunidad de debutar en Primera División. Fue el 21 de septiembre del 2017, en la quinta jornada del campeonato. El técnico navarro lo incluyó en el equipo titular frente al Getafe (1-1). En el minuto 60 fue reemplazado por Emre Mor, por quien el club había pagado unos 12,5 millones de euros al Borussia Dortmund. Tras regresar al primer equipo para jugar los últimos once minutos frente al Sevilla, Brais Méndez tuvo la oportunidad de jugar como titular en el Camp Nou. En ese escenario grandioso, el mosense dejó constancia de su excelente calidad técnica y de su destreza para brillar en la alta competición.

Unzué dirigió con calma, pero sin pausa, la irrupción de Brais Méndez en la élite. Así, el 31 de marzo de 2017 pudo cumplir la promesa de dedicar el primer gol en la máxima categoría a su abuelo desaparecido Fue en San Mamés, tras reemplazar a Radoja. Su primer año en LaLiga

El adiós de Unzué a Vigo abrió muchas incógnitas sobre el futuro de un canterano al que se le presentaba una mayor competencia en la plantilla con los refuerzos que el club había realizado para el centro del campo. Brais Méndez no se arrugó, confiaba en su talento innato y en el trabajo constante para convencer a Antonio Mohamed. En Balaídos cuestionaban su falta de gol. Tras ser titular en el primer partido de Liga, el mosense quedó relegado a la suplencia. Contra el Getafe, el mismo de su debut, completó su primer partido con el técnico argentino. Ahí inició el camino que le ha llevado a la selección, después de marcar ante la Real Sociedad en Copa y obtener un gran gol frente al Betis. Ayer, Brais Méndez completaba la semana más importante de su todavía corta carrera profesional. A este conquistador de sueños, el lunes le espera la selección absoluta.