Al Celta se le resisten los partidos en los que se pone por detrás en el marcador. Solo en tres ocasiones en lo que va de campeonato ha rozado la remontada, pero lo máximo que alcanzó fue un empate. El último punto en esas circunstancias lo obtuvo el pasado domingo en el Benito Villamarín frente a un Betis que dominaba por 2-0 y en media hora se vio superado en el marcador gracias a la excelsa actuación de Maxi Gómez, arropado por Brais Méndez, Andrew Hjulsager y Okay Yokuslu. Sin embargo, cuando los célticos ya saboreaban los tres puntos, un lanzamiento de falta directa de Sergio Canales devolvió el empate al marcador. La última gran ocasión fue para los célticos, pero el balón de Aspas lo repelió el larguero de la portería bética y Juncà mandó a las nubes el rechace. Los célticos se quedaban a medio camino de la remontada iniciada tras una mala primera mitad.

El equipo que dirige Antonio Mohamed mostró desde el primer partido del campeonato carencias y dificultades para remontar marcadores en contra. El Espanyol se adelantó con un gol de Hermoso y el Celta solo pudo empatar gracias a un autogol de David López. Los célticos fueron incapaces de anotar un segundo tanto para brindarle el triunfo a su afición.

Ante el Valencia volvió a repetirse la situación. Pésima actuación de los célticos en la primera mitad y reacción tras el descanso para sumar solamente un punto, gracias al tanto de Iago Aspas.

No tuvieron opciones para la remontada los célticos frente al Girona, a pesar de que empataron el tanto inicial de Stuani. Una vez más, el moañés Aspas llevaba la ilusión al celtismo, pero la pegada del equipo de Eusebio Sacristán se impuso a un confuso rival que por el momento ha visto frustrados todos sus intentos de voltear resultados adversos. De hecho, en solo una de las tres victorias puso en peligro la ventaja en el marcador. Fue ante el Levante (1-2), pero el gol de Morales llegó en la recta final y de penalti.