El banquillo del Celta ha adquirido estabilidad en los últimos doce años. Carlos Mouriño, presidente celeste desde el 2006, ha ganado paciencia con sus entrenadores con el paso de los años. Ahora que la figura de Antonio Mohamed, una apuesta personal del directivo, está en entredicho después de los pobres resultados obtenidos a partir de la cuarta jornada y las malas sensaciones, las miradas de un importante sector del celtismo se giran hacia el palco a la espera de la decisión que pueda tomar o no tomar Mouriño respecto al futuro del técnico argentino.

Carlos Mouriño no destituye a un entrenador con la temporada empezada desde febrero de 2013, cuando una mala racha y la cercanía con los puestos de descenso llevaron al directivo a cortar la estancia de Paco Herrera en el banquillo vigués. Una serie de siete partidos consecutivos sin ganar precipitaron la salida del técnico que había devuelto al Celta a Primera. La temporada la terminó Abel Resino, quien logró salvar al Celta de manera milagrosa en las dos últimas jornadas.

Antonio Mohamed es el decimotercer entrenador de la era Mouriño. El presidente del Celta ha sostenido durante estos años que busca un técnico para desarrollar un proyecto a largo plazo, un preparador que marque un ciclo. Sin embargo, el único candidato que cumplió con esa premisa fue Eduardo Berizzo, que mantuvo su puesto durante tres campañas y se marchó de Vigo después de no conseguir llegar a un acuerdo con la directiva respecto a la prolongación de su contrato.

  • ¿Cree que Mouriño debe destituir a Mohamed?

El resto de entrenadores aguantaron menos que el ‘Toto’. Algunos porque se marcharon con una gran oferta bajo el brazo, como fue el caso de Luis Enrique en 2014, otros porque no terminaron de conseguir lo que el club esperaba de ellos, como Juan Carlos Unzué en 2018 y cuatro lo hicieron con la temporada en marcha. Son los casos de Fernando Vázquez, Juan Ramón López Caro, Pepe Murcia y el mencionado Paco Herrera.

El grueso de las destituciones sobre la marcha de Carlos Mouriño coinciden con los primeros años de su mandato y la travesía del equipo por la Segunda División. Fernando Vázquez fue despedido en la 2006-2007 con el equipo todavía en Primera pero en posiciones de descenso. Su sucesor, Stoichkov, no fue capaz de enderezar el rumbo. La temporada siguiente, ya en la división de plata, el búlgaro aguantó solo siete jornadas hasta su dimisión. Llegó López Caro, que no logró sacar al Celta de la zona media de la tabla y fue cesado en la jornada 28. Antonio López, el siguiente inquilino del banquillo, también dimitió y entregó el testigo a Alejandro Menéndez, hasta ese momento en el filial.

Pepe Murcia empezó la temporada 2008-2009 como técnico del primer equipo, al que dirigió durante 30 partidos. Con el Celta decimoquinto en la clasificación y tras caer goleado en Tenerife, Mouriño despidió a Murcia y contrató a Eusebio, que salvó al equipo del descenso a Segunda B y de su probable desaparición en aquella histórica victoria en Balaídos contra el Alavés con un doblete de Iago Aspas en los diez minutos finales. Fue ese un punto de inflexión para el presidente del Celta, que a partir de ahí reduciría el torrente de entrenadores que entraban y salían de las instalaciones de A Madroa. Eusebio se quedó en Vigo una temporada más, terminó la 2009-2010 y aterrizó en Vigo Paco Herrera.

Seis técnicos tras el regreso a Primera

El entrenador extremeño se quedaría en la ciudad olívica dos temporadas y media. Tras un ascenso frustrado, un ascenso logrado y un mal inicio de temporada en el reestreno celeste en la máxima categoría, Mouriño decidió cambiar sobre la marcha y traer a Abel Resino. El toledano salvó al equipo ‘in extremis’, lo que no le sirvió para empezar la siguiente temporada. A partir de ahí comenzó una etapa de estabilidad del Celta en Primera, con tres entrenadores que empezaron y terminaron cada temporada que empezaron. Luis Enrique un año, Eduardo Berizzo tres y Juan Carlos Unzué uno más.

El caso de Eduardo Berizzo guarda ciertas semejanzas con el de Mohamed. Durante su primer curso y tras un gran inicio, el equipo cayó en picado al acumular diez jornadas sin conocer la victoria. El puesto del ‘Toto’ estuvo en el alambre, pero un triunfo contra el Córdoba le permitió mantenerse en el puesto. Ahora que el futuro de Antonio Mohamed está más comprometido que nunca, el celtismo observa con expectación si la paciencia de Carlos Mouriño aguantará una semana más o si por lo contrario, el argentino deja el banquillo celeste antes de la visita del Eibar la próxima semana.