El Celta presentará a su junta de accionistas un superávit de casi 13 millones de euros (12,9) en el ejercicio 2017-18 y someterá a la aprobación de la asamblea un presupuesto de 72 millones, con una previsión de beneficio de 8,5 millones para la temporada en curso.

La cuenta de pérdida de ganancias de la sociedad refleja una "imagen de solvencia muy sólida, en el umbral de la excelencia financiera", con un patrimonio neto que alcanza ya los 70 millones tras experimentar un crecimiento del 490 por ciento en el último lustro y unos beneficios acumulados de 65 millones, que se han capitalizado en su totalidad, sin distribución de dividendos.

El informe de gestión que el club someterá a la aprobación de la junta general resalta el excepcional músculo financiero del Celta, que merece el calificativo de rara avis en el fútbol español, pues es uno de los escasos clubes de Primera División sin deuda neta y presenta uno de las mejores ratios de eficiencia de LaLiga.

El Celta no solo ha generado beneficios de forma sostenida en los últimos cinco años, sino que presenta un excelente músculo en todos los parámetros financieros. Así, la ratio de capitalización del club (diferencia entre el patrimonio neto y el total del pasivo) arroja una imagen patrimonial muy solvente (superior al 50 por ciento), que sitúa a la entidad en muy buena disposición para afrontar nuevos proyectos.

Los buenos resultados económicos y financieros han permitido al Celta abordar un ambicioso plan de inversiones estratégicas. La cifra de inversiones acumuladas del club en los últimos cinco años es de 85 millones, de los cuales 27,5 millones corresponden al pasado ejercicio, cerrado a 30 de junio de 2018. El 83,92 por ciento de este montante corresponde a la compra de jugadores.

La cuenta de pérdidas y ganancias adjudica a la plantilla celeste un valor de 34 millones, un cifra muy por debajo de su precio real de mercado. Atendiendo a un principio de prudencia contable el club no incluye en la tasación de su plantel a los futbolistas formados en la cantera de A Madroa y asigna a los jugadores no formados en la casa el precio que pagó por su traspaso menos la amortización. A modo de ejemplo, a un jugador como Stanislav Lobotka, por quien el Celta rechazó este pasado verano una oferta del Nápoles de 28 millones, se le asigna un valor de 3 millones. Con estas premisas, el propio informe de gestión reconoce a la plantilla céltica un valor superior a los 100 millones que algunos portales de fútbol especializados, como Transfermark, elevan hasta los 170 millones.

El nivel de endeudamiento que permite medir el grado de dependencia de la entidad en función de sus recursos financieros presenta una ratio inferior a la unidad (0,60 por ciento), muy por debajo del promedio de los clubes españoles. Tan bajo parámetro se debe a que el Celta carece de financiación externa, esto es, que su principal fuente de financiación es su propio patrimonio, lo que reduce a la mínima expresión sus gastos financieros.

El club carece actualmente de créditos con entidades financieras y ha saldado en este último ejercicio contable la deuda que mantenía con el presidente, Carlos Mouriño, a quien se le debían todavía 3,7 millones del dinero que adelantó en su momento para hacer frente al concurso de acreedores al que el club se acogió en julio de 2008.

Llama la atención, en este sentido, el impresionante crecimiento financiero experimentado desde que el club entró en proceso concursal. El pasivo de la sociedad ascendía en aquel momento a 67,5 millones Una década después, el activo del club alcanza los 70 millones y cuenta por primera vez con activos materiales (A Sede de Príncipe y otros negocios y está iniciando en Mos la construcción de una nueva ciudad deportiva) propios. La deuda concursal asciende en estos momentos a poco más de 367.000 euros que el club pagará, sin intereses, en los plazos establecidos en el plan de viabilidad.

Otro indicador de la excelente salud económica del Celta es que el activo total del club supera en 2,62 veces su pasivo y el fondo de maniobra (capacidad para hacer frente a la deuda a corto plazo) es de 22 millones (en tesorería), de los que el club puede echar mano en cualquier momento.

En el capítulo de ingresos, la mayor parte correspondió la pasada temporada a derechos de televisión (48 millones); algo más de 6 por publicidad y tiendas; 7 millones por abonos y taquilla y algo más de doscientos mil euros por ingresos extraordinarios. Por venta de jugadores, el club ingresó algo más de 12 millones. Esta cifra responde esencialmente a los traspasos de John Guidetti al Alavés y Pape Cheihk al Olympique de Lyon y hay que descontar el saldo negativo que supusieron las ventas de Marcelo Díaz, Dejan Drazic, además del porcentaje que hubo que pagar al Granada por la venta de Orellana al Valencia. Los traspasos de Borja Iglesias, Daniel Wass, Sergi Gómez, Jonny, Andreu Fontás, Pablo Hernández o Theo Bongonda, realizados después del pasado 30 de junio, se imputarán al próximo ejercicio contable.

El Celta prevé aprobar para el próximo curso un presupuesto de 72 millones con una prudente previsión de beneficio -seguramente será bastante mayor- de 8,5 millones. El club ingresará 49 millones por derechos televisivos, un millón por participación en competiciones y apuestas, 4 millones por abonados y taquillas y 6 millones por publicidad. La mayor parte del gasto (38 millones) se destinará al pago de salarios, de los que 31 millones corresponden a los sueldos de la plantilla deportiva, 4 millones al personal no deportivo y medio millón al pago de indemnizaciones.