El Celta de Antonio Mohamed acaba de inaugurar su casillero de victorias con un guiño a la tradición del club en los últimos años: ganando por 1 a 2 al Levante en el Ciudad del Valencia. Esta era la séptima vez que jugaba allí en máxima categoría y fue la sexta que se llevó los tres puntos. El otro partido lo había empatado, por lo que sigue invicto.

Los celestes se llevaron el partido guiados por un Pione Sisto excepcional. Es posible que nunca se sepa con certeza, pero se diría que la reprimenda que Mohamed le dio el otro día en rueda de prensa, tras su pobre actuación contra el Espanyol, ha surtido efecto. Inauguró el marcador con un golazo, dio una asistencia de fantasía a Maxi Gómez en el segundo, reventó a la defensa levantina unas cuantas veces y lanzó una falta a la cruceta.

El 'Turco' Mohamed había confirmado los augurios alineando a cinco defensas, con el único cambio con respecto al debut liguero de Roncaglia por Brais Méndez. Sin embargo, sorprendió la disposición: el argentino ocupó el lateral derecho y Hugo Mallo, en algo muy parecido a un 4-4-2 clásico en el que Pione ocupaba el otro costado, Beltrán -otra vez notable- y Lobotka en el medio y Iago Aspas y Maxi Gómez en punta.

Salió el Celta fuera de tono, dominado por un Levante que vive en estado de gracia desde que Paco López cogió las riendas del equipo a finales de la pasada temporada. Hasta que apareció Pione. El danés enganchó un rechace en banda izquierda, con un autopase dejó clavado a un portento físico como Morales, se abrió un poco de ángulo y, desde dentro del área, golpeó con violencia para superar a Oier por alto. Inapelable.

A partir de ahí, los celestes se asentaron. Y como Sisto seguía desatado no importó tanto que Iago Aspas no encontrase su mejor versión, probablemente mermado por un pisotón en el tobillo en los primeros minutos. El partido era vibrante, con un Levante que juega con una frescura que nada tiene que ver con el equipo deprimido al que venció el Celta el año pasado, también con gol del danés.

Tras un intercambio de aproximaciones -Maxi erró un pase de la muerte de Hugo Mallo, Roger tuvo un par de ellas en la otra portería-, Sisto volvió a mostrar piernas de acero. Encerrado en banda, en el medio campo, rompió a la defensa con una doble pared con Lobotka, condujo en diagonal y se inventó un pase de fantasía para Maxi. El uruguayo no es de los que suele fallar dos veces. Control y a dentro: 0 a 2 en el minuto 35.

A la vuelta del descanso el Celta, muy dinámico y presionante, se retrasó unos metros y busco las transiciones. El Levante lo intentaba sin mucho éxito, con un Roncaglia y Araújo que se mostró más sólido que en la primera jornada. Pudo sentenciar en varias ocasiones, sobre todo en un doble palo: Pione Sisto, quién sino, puso en la cruceta una falta que él mismo había forzado y en la segunda jugada Oir desvió al poste un cabezazo del citado central mexicano.

Llegó el gol del Levante a 12 minutos del final tras transformar Morales un penalti de Sergio Álvarez. Sufrió el Celta hasta que pitó el árbitro en el 96, pero también pudo matar a la contra. En esa fase emergió Boufal, que no se achicó ante la actuación de Pione y mostró repertorio de desborde. Le faltó acertar en la decisión final, excepto en un pase genial que dejó solo a Dennis, que no pudo afinar. Pero son varias las buenas noticias que este partido deja para el Celta de Mohamed.