El debut liguero alimenta debates y ahonda en tendencias apuntadas en pretemporada. Antonio Mohamed apostó ante el Espanyol por la alineación que había ensayado en el Quinocho, la más previsible descontando las bajas. Pero también se ha mostrado flexible y veloz en los cambios. Ya es posible distinguir en la plantilla predilectos y cuestionados, al menos de manera coyuntural. La identidad del acompañante de Iago Aspas y Maxi Gómez en la delantera se sitúa en el foco en la visita al Levante. Pione Sisto, Emre Mor y Sofiane Boufal optan al puesto.

Pocos cambios se intuyen en defensa, al menos mientras Roncaglia y Juncá sigan convalecientes de sus roturas musculares. Sergio cumplió ante el Espanyol, reforzando la postura de la directiva en su discrepancia con el cuerpo técnico respecto a la necesidad de fichar un portero -los partidos a disputar con el mercado abierto servían como argumento definitivo-. Júnior Alonso exhibió adaptación y oficio como lateral zurdo, aunque él prefiera aspirar al eje. Mallo, Cabral y Araujo completarán la zaga.

En la medular ha irrumpido Beltrán, "el hombre del partido" en palabras de Mohamed. El chico ha enamorado a su técnico igual que al celtismo y antes a Felipe Miñambres, que convenció a la directiva de ejecutar la cláusula de rescisión de un chico de 19 años sin experiencia en Primera. El empaque de Beltrán le ha permitido a Mohamed gestionar sin ansiedad el regreso de Okay, aunque toda efervescencia individual inesperada tiene una contrapartida sobre otros compañeros. El pivote turco, inigualable en la colisión y el juego aéreo, estaba destinado a ser titular. Mohamed puede configurar una media más intensa con Okay, Beltrán y Lobotka (el eslovaco se antoja indiscutible) o añadirle talento a la mezcla con Brais Méndez (o Jensen, cuando esté listo) en vez de Okay.

Es cierto que existen otras variantes en un libreto que Mohamed ya ha dejado entrever que será rico en cuanto a dibujos. Ante el Espanyol acabó con cuatro jugadores de inclinación ofensiva: Boufal, Mor, Iago y Maxi Gómez. Pero no parece probable que el entrenador se decante de partida por esta opción, que propicia el ida y vuelta más frenético, y menos fuera de casa. Parece más bien que son tres los jugadores que compiten por acompañar a Iago y Maxi en el 4-3-3; o por ocupar la banda izquierda en el 4-4-2, ya que Mohamed desenganchó a Aspas de la banda el sábado, enviando a Brais a esa zona.

Pione había partido con ventaja. Es su tercer año en el Celta. Se mostró fino en los primeros amistosos. Se esfuerza en defensa, aunque le falte peso en la marca. Pero ante el Espanyol estuvo desacertado. Lo reconoció Mohamed, que a diferencia de otros colegas no rehúye realizar valoraciones públicas de la actuación de sus hombres. El juego del equipo le permitió encarar varias veces a su lateral, como sucedía en tiempos de Berizzo y él añoraba con Unzué. Pione fracasó en casi todos esos duelos. Tomó malas decisiones. Y la configuración actual de la plantilla, con numerosas alternativas ofensivas, no concede demasiado margen a los errores.

Tampoco Mor, su sustituto, lo aprovechó. Salió por la izquierda, naufragó y enseguida Mohamed lo cambió a la derecha. Lanzó alguna galopada. Flirteó con el gol en una de ellas. Pero se ausenta de las circulaciones, le cuesta la presión y la gestualidad no le ayuda. Su aparente desidia irrita a Mohamed.

El técnico parece reservar un sitio en el once a un jugador con perfil regateador. Y ahí aparece Boufal. Cuando llegó y comprobó el talento de sus compañeros, al franco-marroquí, más presionado en tanto que cedido (por el Southhampton), le preocupó si jugaría. De entrada la competencia le ha motivado. Un esguince de tobillo y quizás algún kilo de más le restaban fuelle. Pero en sus apariciones ha generado más peligro que Mor y Sixto. Aunque también pinturero, más ornamental incluso, ha causado efecto como revulsivo y exhibe potencia en el choque. No sorprendería su titularidad ante el Levante y en todo caso, Sisto ya puede sentir su resuello.