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El corazón vuelve a latir

Balaídos asiste a un Celta enfático, entusiasta, a veces desordenado y otra vez adicto al ida y vuelta

Mor cae en una pelea por el balón con Didac Vila. // Marta G. Brea

Balaídos ha recuperado la emoción, la histeria, el asombro, el miedo, el entusiasmo... la pasión. Su corazón vuelve a latir al borde del pasmo como cuando Berizzo, lejos aún la obra de Mohamed de aquel modelo. Atrás queda el fútbol racional y masticado de Unzué, que no llegó a cuajar. El celtista ha salido de su letargo. La épica reemplaza a las matemáticas. La exageración reconquista el debate de manos de la tibieza y la indiferencia. El Celta de Mohamed nace desnudo, exagerado en sus propuestas y en sus defectos, pendiente de hacia dónde se decantará. La afición, de momento, pese al empate y con sus dudas, agradeció con aplausos que vuelve a sentirse viva.

tres celtas en un solo

Tuvo el Celta tres fases. Se pareció en el inicio a la criatura que Mohamed pretende, voraz en la presión adelantada, directo en su intención, de orquestación violenta y ritmo allegro. Le faltó claridad en el área para rentabilizar el arraque. El calor mitigó sus ánimos. Y el Espanyol, un rival antagónico, pensado para el mezzo tempo, le leyó las costuras. Después, tras el empate, llegó el ida y vuelta, con dos rivales buscándose con ansia de adolescentes en los portales, también con esa imprecisión. ¿Qué Celta predominará?

iago, sin amarras

Mohamed había anticipado el once inicial. Reservaba el misterio para la ubicación de las piezas. El técnico argentino le ha soltado las amarras a Iago Aspas. Actúa como mediapunta, con libertad absoluta para elegir sus caminos. Al Espanyol le costó detectar sus movimientos.

transición problemática

Antonio Mohamed ha ideado dos fases defensivas: una de presión alta y otra de repliegue hasta construir dos trincheras ante la frontal de Sergio. Una busca y otra espera. La dificultad radica en la transición entre las dos disposiciones, que ha de ser coordinada e inmediata, perfectamente coreografiada. Ese momento entre que la primera fase fracasa y se activa la segunda es el de mayor fragilidad. Si el Celta se define desde el vertigo de Iago, el Espanyol lo hace desde la pausa de Darder, que exploró esas grietas. Además, Mohamed ordenó a Maxi y Iago Aspas que se descolgasen sobre los centrales, buscando el dos para dos en la contra. Y eso provocó ciertas desconexiones en la basculación, especialmente por el flanco derecho.

la luz de beltrán

Beltrán brilló incluso en exceso, casi comiéndole la luz a Lobotka. El madrileño liberará al eslovaco e impulsará sus acometidas. Edificar una sociedad lleva su tiempo. La irrupción de Beltrán desata el primer dilema: ¿Cómo encajar a Okay, destinado a la titularidad?

un libreto variado

Nuevo técnico y nuevos hábitos, anecdóticos como calentar en la media cancha de Marcador en vez de en Gol o sustanciales, como la rapidez en las sustituciones (con Berizzo o Unzué no se hubiera concebido un cambio en el minuto 52). Mohamed se revela como un técnico de libreto variado y juguetón. Ya que alineó a Alonso por la baja de Juncá, a veces pareció formar con tres atrás, empujando a Hugo Mallo. Sacó a Mor por la izquierda para mordisquear la espalda de Batistao y al poco, ante el fracaso, lo cambió a la derecha. Modificó la mezcla al meter a Boufal por Brais. Esa policromía será positiva si la estructura básica se asienta. De lo contrario, puede traducirse en confusión.

un futuro excitante

Ya no se tiene la velocidad de Sergi Gómez en la anticipación y el espacio, el despliegue y empaque de Wass, las cabalgadas interiores de Jonny o la sabiduría de Tucu, a quien Sergio no le puede colgar los balones si el rival presiona la salida -Maxi es la referencia, pero por alto acude mejor al remate que a la prolongación-. Este es un Celta excitante por lo incierto, un misterio a resolver en el banquillo, la pizarra, la alineación y el porvenir de muchos de sus fichajes. Y que necesita tiempo, que es el bien más caro en la Primera División, un producto que solo puede conseguir a cambio de puntos.

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