Sobre Néstor Araújo, una de las caras nuevas que luce el Celta en la primera semana de pretemporada, recae una curiosa responsabilidad. Nunca el club vigués se había gastado tanto dinero en comprar un defensa hasta que a mediados del mes de junio cerraron con el Santos-Laguna la contratación de este acreditado central de 25 años.

El Celta pagó al conjunto mexicano siete millones de euros por los servicios de este defensa, lo que supone con diferencia el mayor desembolso que el club ha hecho nunca en la contratación de un zaguero y una de las más importantes que ha hecho independientemente de la posición que ocupe en el campo.

A lo largo de su historia reciente (cuando el gasto en fichajes se multiplicó tras la aparición del dinero de las televisiones) el Celta había alcanzado su techo inversor en la parcela defensiva en el verano de 2001 cuando sus dos contrataciones más importantes se hicieron para reforzar precisamente esa zona. En un corto plazo de tiempo la directiva presidida por Horacio Gómez tomó la decisión de gastar poco más de cuatro millones por el central chileno Pablo Contreras (que llegó procedente del Mónaco, donde apenas había tenido presencia) y 3,8 por Sylvinho, el lateral zurdo que abandonó el Arsenal para unirse a aquel proyecto céltico que llevaba unos años consolidado en Europa. Se da la curiosidad de que aquel verano solo se gastó en defensas porque el resto de las incorporaciones llegaron con la carta de libertad en la mano o cedidos por los propietarios de sus derechos. Todo el dinero que se había calculado para reforzar el equipo se dedicó a la defensa.

El techo fijado hace ahora dieciocho años ha saltado por los aires este verano. Siete millones ha pagado el Celta por Néstor Araújo, un jugador que acababa contrato dentro de un año y que en apenas unos meses ya estaría en condiciones de comprometerse con cualquier club. Pero en la dirección deportiva tenían claro que el mexicano era una pieza cotizada en el mercado. Además se trata a su juicio de un futbolista con una jerarquía y una proyección que consideran imprescindibles si el equipo quiere dar el esperado un salto de calidad a nivel defensivo, una de las grandes lagunas que ha tenido en las últimas temporadas y que seguramente les ha penalizado en la búsqueda de sus objetivos. Su edad -cumple 26 años dentro de poco más de un mes- era otro factor que invita al gasto porque se trata de un jugador que con su estancia en el Celta (en caso de que sea larga) o con una venta futura justifica la inversión realizada.

Aunque el equipo vigués aún podría hacer algún movimiento más en defensa, los siete millones invertidos en Araújo demuestran la fe que en las oficinas de Príncipe tienen en este internacional mexicano que tuvo la desgracia de perderse el Mundial con su selección por culpa de una inoportuna lesión de rodilla. Su irrupción en la descontrolada defensa del Celta debería suponer un importante impulso a una línea en la que coincidirá con Roncaglia, Cabral y David Costas ya que Sergi Gómez ha sido descartado por el club debido a su negativa a renovar en su momento y a Andreu Fontás se le está buscando sitio en otro equipo porque en principio tampoco se cuenta con él. De todos modos, cuestiones como la de Fontás están también en manos de Mohamed, que tendrá que evaluar en las primeras semanas de pretemporada a los jugadores que están en la rampa de salida, algo que podría cambiar la situación de alguno de ellos y variar ligeramente la planificación que se ha hecho. Algunas de esas decisiones comenzarán a tomarse cuando el equipo profundice en el periodo de preparación y eso no comenzará a suceder hasta que se suban al autocar para iniciar la próxima semana el trabajo en A Toxa y Portonovo.