La peña céltica Lío en Río, una de las más bulliciosas del celtismo, echa el cierre después de casi seis años de vida. Así lo ha comunicado su junta directiva en una emotiva carta difundida a través de las redes sociales en la que achaca la disolución del colectivo por incompatibilidades con la creciente burocracia del fútbol, en concreto, con las exigencias de la nueva Ley de Protección de Datos (LOPD).

"Estamos tristes, pero también muy contentos de lo que hemos disfrutado en el camino, que ha sido buenísimo. Pero ha llegado el momento en que se nos exigen cosas que no van con nosotros y no estamos dispuestos a pasar por el aro", explica el presidente de la peña, César Rodríguez.

La gente de Lío en Río no comulga con un modelo de peña que se limite a cuestiones puramente burocráticas. "Nos abruma que tengamos que pedir a cada miembro un consentimiento firmado de LOPD. No somos una peña de código de barras, ni creemos en un modelo de peña que sea una simple tramitadora de entradas. Si no podemos ser la peña que queremos, preferimos dejarlo. Es algo que no va con nosotros", añade.

Más que un adiós, la disolución de Lío en Río es un hasta luego. Los miembros de la peña seguirán arropando al Celta en los partidos de casa y los desplazamientos integrados en otras peñas. "Vamos a seguir, por supuesto, pero ya no como Lío en Río. Seguiremos yendo a Balaídos y apoyando al Celta en los desplazamientos, pero ya como miembros de otras peñas", señala.

La carta de despedida aclara las palabras de Rodríguez: "En el celtismo hay una cantidad de peñas con gente más organizada que nosotros y llenas de celtistas que os tratarán de lujo, pero no nos parecería justo recomendaros una peña por delante de otra. Os dejamos a vosotros decidir la que mejor os represente".

La misiva destaca también la satisfacción por la aventura vivida: "En todos estos años hemos vivido momento increíbles. Comenzamos siendo 10 celtistas que veían junto a Basilio [durante años el socio número 1 del Celta] los partidos del Celta de Paquiño [Herrera] fuera de casa y llegamos a mandar LioRíos por toda Europa durante casi seis años".