Tiempos de cambio en la línea más estable a la vez que la más cuestionada del ciclo actual del Celta en la máxima categoría. El fichaje de Juncá abre un verano que se supone que será especialmente agitado en la defensa. Antonio Mohamed y la dirección deportiva han acordado de momento fichar dos centrales, lo que parece anticipar la marcha de Gustavo Cabral y Andreu Fontás. De Jonny se da por sentada su venta, con el Atlético de Madrid encabezando la lista de posibles compradores. Y no se pueden descartar otros movimientos, ahora que Sergi Gómez ha cambiado de agente y tiene buena fama en la Premier League. Todos ellos por encima del centenar de partidos con la casaca celeste.

Es difícil recordar un partido sin Jonny o Mallo en los laterales. El capitán ya eclosionó en Segunda (debutó en 2009). Suma 302 partidos. Jonny se instaló con fuerza entre los mayores desde el ascenso en 2012. Anda por los 221. Del marinense no se espera ninguna novedad. Pero el club podría considerar la posibilidad de buscarle un meritorio, especialmente si se confirma la marcha de Wass, una de las alternativas junto a Roncaglia o incluso Jonny para el flanco durante las contadas ausencias de Mallo.

En el flanco izquierdo, sin embargo, la marcha de Jonny supone una auténtica conmoción. A priori se pelearán por el puesto dos recién llegados: Robert Mazan, casi inédito desde su llegada en enero (dos partidos), y David Juncá. Y el eslovaco podría ser cedido si Mohamed lo ve excesivamente tierno para el fútbol español.

En cuanto al eje defensivo, a Fontás y Cabral les queda un año de contrato. Parece improbable que sigan -el argentino suena para el Levante y el catalán, para el Girona-, aunque habrá que ver cómo resuelven su situación. Cabral llegó en 2012 y acumula 197 partidos. Fontás lo hizo en 2013 y se ha quedado en 118 por culpa de aquella lesión tendinosa que lo tuvo casi un año parado. Ambos han alternados periodos de titularidad y suplencia. Son los más veteranos. Les penaliza además el perfil que Mohamed desea: centrales especializados en defender con espacios.

A esa descripción sí responden Roncaglia, fichado en 2016 (59 partidos) y Sergi Gómez, que llegó en 2014 (110). El argentino pareció más dentro que fuera a comienzos de esta campaña pero ha terminado jugando mucho. Gómez ha sido indiscutible. Para el Celta es la joya entre sus centrales, con gran margen de progresión. El problema es que las negociaciones para renovar su contrato, que concluye en 2020 y parecían bien encaminadas, se han estancado. En la ecuación también figura David Costas, que vuelve tras su préstamo al Barcelona B y es rápido a la vez que polivalente.

Ellos componen el núcleo duro de una retaguardia en la que no han cuajado durante estos años Bellvís, Demidov, Aurtenetxe, Íñigo López, Planas o Lemos (que también vuelve tras cesión). Canteranos de posición natural o reconvertidos también se fueron yendo: Túñez, Toni, Vila, Lago... No han logrado mudarse desde el filial Gondar, Alende o Kevin. Ahora, el grupo de los indiscutibles se resquebraja.

Es cierto que el entorno ha centrado buena parte de sus críticas durante este periodo histórico en la defensa (y la portería). El Celta solo ha tenido mejor posición en goles encajados que en la clasificación curiosamente en la Liga 12-13, la de la permanencia milagrosa (17º puesto, 10º en goles encajados con 52), y en la 14/15 (8º y 7º con 44). En las demás, el Celta ha tenido un rendimiento superior al que marcaba ese dato (9º y 12º con 54 goles en la 13/14; 6º y 12º con 59 goles en la 15/16; 13º y 16º con 69 goles en la 16/17 y 13º y 16º con 60 goles en la 17/18). Es por supuesto una simplificación absurda reducir el sistema defensivo a una demarcación concreta. Y la mayor fragilidad defensiva ha sido además el peaje a pagar por el alegre estilo de juego. De Mohamed, ya que pragmático, aún no se sabe qué esperar. Su obra será nueva igual que muchas de sus piezas.