A Unzué le costó entender que el Celta debía jugar para Iago Aspas. La espectacular irrupción de Maxi Gómez en LaLiga eclipsó al moañés, al que el navarro alejó del área en los primeros partidos. Lo situó en la banda derecha, restándole libertad para moverse por todo el frente de ataque. El genio de Moaña tardó ocho jornadas en estrenarse como goleador esta temporada, cuando Maxi ya acumulaba seis tantos. De los 13 goles que acumulaban los célticos en los siete primeros partidos, el ganador del Trofeo Zarra de la anterior temporada continuaba con una sequía preocupante.

Todo cambió en Las Palmas. Ese día, Aspas aprovechó la baja de Maxi por sanción para anotar su primer triplete en la máxima categoría. A partir de ahí, la pareja Aspas-Maxi fue consolidándose como una de las mejores del campeonato, solamente superada por la que forman Messi y Luis Suárez en el Barcelona. En febrero ya se situaban como uno de los dúos de artilleros más importantes de la historia del Celta. Con 30 goles entre los dos, igualaban los números de Hermidita y Atienza en los cursos 1952-53 y 1948-49 y los de Del Pino y Roig en la 1941-42. Además de codearse entre las mejores parejas del fútbol europeo, el gallego y el uruguayo buscaban el récord absoluto en el Celta, que Hermitida y Atienza establecieron en el curso 51-52 con 39 goles. Lo logaron tras marcar ambos el sábado ante el Levante. Con esos dos goles alcanzaron los 40. Son los séptimos rematadores más destacados del continente, donde reinan Messi y Suárez, con 59 goles. Los célticos mejoran a las parejas de Manchester City, Juventus, Olympique Lyon, Bayern y Oporto.