Malas noticias para Juan Carlos Unzué en la segunda sesión de trabajo de la semana. Pablo Hernández, el Tucu, y Rubén Blanco sufrieron distintos percances que les impidieron concluir el entrenamiento y que ponen en peligro su participación para el último compromiso liguero, este sábado contra el Levante (Balaídos, 13.00 horas).

El guardameta mosense sufre una elongación muscular en el bíceps femoral de su pierna derecha. Se trata de una lesión de carácter leve. El problema no reviste demasiada importancia, aunque puede requerir algunos días de descanso, con lo que su participación en el partido final de la temporada no está, hoy por hoy, garantizado. Todo va a depender de la evolución clínica de la lesión durante las próximas 48 horas. Tras abandonar prematuramente el entrenamiento, el jugador ha recibido tratamiento de fisioterapia, que se va a prolongar en los próximos días.

La situación de Pablo Hernández es muy parecida a la del portero canterano. El internacional chileno tampoco pudo concluir el entrenamiento con el resto de sus compañeros, en este caso debido a una contractura en el músculo aductor medio de su muslo izquierdo. Los médicos reevaluarán su situación en un par de días para ver si está en condiciones de vestirse de corto el sábado contra los granota.

Para este encuentro, el preparador celeste confía en recuperar a Pione Sisto, ausente el pasado sábado en el Santiago Bernabéu debido a un problema de carácter leve en el tendón de Aquiles. Tras completar ayer su tercer entrenamiento con el grupo, el atacante internacional danés camina hacia el alta médica y todo hace indicar que estará en condiciones de vestirse de corto el sábado contra los granota. El que no estará con seguridad frente al Levante es el turco Emre Mor, que ha sido apartado del equipo por indisciplina y ya no volverá a jugar más con el Celta esta temporada.

Mientras la plantilla del Celta ya comienza a despedirse y, de hecho, ayer los jugadores tuvieron una cena de confraternidad en un restaurante vigués.