El Celta dejó escapar otra gran oportunidad (quizás la última) para meterse de lleno en la pelea por una plaza europea. La goleada encajada el sábado en Villarreal aleja un punto más de la séptima plaza a los celestes y permite que la Real Sociedad le adelante en la clasificación. Ahora, los de Unzué son undécimos, con 45 puntos, a cuatro del Getafe. El conjunto madrileño ha desbancado al Sevilla del séptimo lugar en la tabla. El equipo andaluz, que el viernes perdió ante el Levante, decidió destituir a Montella y darle las riendas del equipo a Joaquín Caparrós para los partidos que restan de la actual temporada.

A pesar de los continuos tropiezos de los equipos que pelean por ganarse el pasaporte para la segunda competición europea, el Celta ha agotado casi todas las vías de acceso a esas posiciones después de encadenar una nefasta trayectoria como visitante. El conjunto vigués no gana fuera de casa desde finales de enero, cuando derrotó a la Real Sociedad en Anoeta. En los siete siguientes desplazamientos, los de Unzué solo han sumado un punto, tras el empate en San Mamés. Las seis derrotas como visitante han dejado casi sin opciones europeas a un Celta que ha mantenido vivas las ilusiones gracias a su buen rendimiento en casa, donde no pierde desde hace cuatro meses. El último en llevarse los tres puntos de Vigo fue el Villarreal, quien el sábado destrozó el arriesgado planteamiento defensivo de Unzué.

Aunque matemáticamente no está descartado de la pelea por una plaza europea, el Celta necesita ganar los tres partidos que le restan -Deportivo y Levante en Balaídos y Real Madrid en el Bernabéu- y esperar que fallen quienes ahora mismo le superan en la tabla: Real Sociedad (46 puntos), Girona y Sevilla (48), Getafe (49). Ya no puede superar al Villarreal, que es sexto con 54 puntos. El equipo amarillo y el Sevilla tienen pendiente un partido, contra el Barcelona y el Real Madrid, respectivamente, aplazado por la celebración de la final de la Copa del Rey.

Mejorar la posición en la tabla es, en estos momentos, el objetivo al que se tiene que aferrar el equipo de Unzué.