Crece la controversia por el plante del presidente del Celta, Carlos Mouriño, al alcalde de Vigo, Abel Caballero, durante el partido del pasado martes entre el Celta y el Barcelona. La decisión de Carlos Mouriño y de su junta directiva de no sentarse al lado del regidor en el palco de Balaídos en protesta por las trabas del Concello al proyecto de ciudad deportiva que el club planea construir en Mos y el posterior gesto del dirigente celeste ordenando levantarse a la presidenta de la Diputación Provincial, Carmela Silva, cuando ésta ocupó el asiento habitual de Mouriño en un intento de evitar que Caballero no tuviese un sitio vacío al lado, obtuvieron ayer la respuesta del regidor olívico, que se limitó a asegurar que seguirá yendo al palco "los próximos diez años".

Caballero, sobre el incidente, respondió a las críticas de la oposición proclamando a los cuatro vientos su celtismo. "Fui a apoyar al Celta como llevo haciendo desde que soy alcalde; también iba en Segunda y por aquel entonces no había tanta gente", señaló el regidor. Y remachó: "Al palco se va a apoyar al Celta y los que crean que es para otra cosa se equivocan".

El alcalde explicó que el anuncio del Celta de plantarlo en el partido de Liga contra el Barcelona se produjo cuando él estaba en una cena con el Rey y con el presidente de Portugal, y que eso es "lo importante para esta ciudad".

Ante las preguntas de los periodistas, Caballero se centró en el aspecto deportivo, calificando en partido de "excepcional". "Estuvimos a punto de ganar a un equipazo como es el Barcelona", valoró el primer edil, que anticipó que seguirá asistiendo al palco en los partidos del Celta, empezando por el que el próximo sábado enfrentará al equipo vigués y al Valencia. Finalmente, el alcalde recalcó el carácter intrínsecamente vigués del Real Club Celta de Vigo, a pesar de la reciente decisión del club "de acortar su nombre a RC Celta".

La decisión de Mouriño sí suscitó encendidas reacciones entre los grupos de la oposición municipal. El concejal del PP Miguel Fidalgo reprochó a Caballero que haya perdido una oportunidad para "reconducir la situación" y calificó como "un acto de provocación característico de su soberbia" que acudiese al palco acompañado de todos sus concejales, como para decir "aquí estoy yo".

El edil popular acusó al regidor vigués de "azuzar el problema y echar gasolina al fuego" en su desencuentro con el conjunto celeste que, aseguró, el propio alcalde provocó por las "promesas incumplidas" y por una reforma de Balaídos que "no atiende a las necesidades de la ciudad ni del Celta". "Así no se puede seguir ni se va a ningún lado", sentenció Fidalgo.

Por su parte, el portavoz de Marea de Vigo, Rubén Pérez, tildó de "esperpento" el episodio vivido en el palco del estadio municipal, que consideró "propio del patio de colegio en que se ha convertido la política municipal". Pérez lamentó que se "esté jugando con las siglas del Celta" y llamó al entendimiento y "a la cordura" entre las partes en conflicto.

El portavoz de En Marea sospecha que el enfrentamiento tiene "muy probablemente" que ver con la negativa del Celta a pagar el canon de 890.000 euros que estipula la nueva concesión que se estaba negociando para el estadio. Pérez criticó, en este sentido, la postura del club al entender que "se debe garantizar un retorno económico para las arcas municipales" tras el desembolso realizado para al remodelación del recinto.