El Celta regresó ayer a los entrenamientos con una sesión de trabajo en A Madroa destinada a masticar la sangrante derrota sufrida la víspera en Butarque ante el Leganés. Sin tiempo para restañar heridas, el equipo tratar de pasar página sobre el decepcionante partido firmado en terreno pepinero y centrarse de lleno en la inminente visita del Barça, que mañana comparece en Balaídos con un ojo puesto en la final de Copa del Rey del sábado y que ahora mismo puede convertirse en el mejor antídoto contra las inquietantes dudas mostradas por el equipo en sus últimos compromisos a domicilio.

La proximidad del choque frente al virtual campeón de Liga, uno de esos partidos que nadie quiere perderse, mitiga en cierto modo las secuelas morales del batacazo sufrido en Butarque y concede al Celta la oportunidad inmediata de redimirse con una gran victoria que lo devuelva a la pelea europea.

Pero las secuelas morales no son el único inconveniente al que deber hacer frente Juan Carlos Unzué. El preparador celeste deber sobreponerse también a las ausencias por sanción de dos pilares del equipo: el capitán, Hugo Mallo, y el centrocampista Pablo Hernández, el Tucu. Su recambio condicionará los cambios que Unzué ya tenía en mente en una semana de dos partidos que concluye el sábado con la visita del Valencia.

Al Celta no he ha ido muy bien la vida sin Mallo esta temporada: dos derrotas y una solo victoria (frente a Las Palmas). Su única ausencia por tarjetas se saldó con la última derrota del Celta en Balaídos, en diciembre pasado, contra el Villarreal (0-1), un partido en el que también se dejó sentir (y mucho) la baja de Iago Aspas.

Daniel Wass, un tipo que ha mostrado acreditada solvencia como lateral derecho cuando se le ha necesitado, fue entonces la elección el preparador céltico. Su brillante actuación dos jornadas antes en el Camp Nou cuando Unzué desplazó a Mallo al costado izquierdo para cubrir la ausencia de Jonny, condicionó probablemente en la decisión del técnico.

Claro que el preparador céltico no contaba entonces con un recambio específico para Jonny. Desde enero pasado dispone de Robert Mazan, que estos días apura su recuperación de una lesión muscular y se espera que llegue en buenas condiciones físicas para medirse a los azulgranas. El eslovaco fue, de hecho, la apuesta de Unzué cuando Mallo faltó por lesión en Mendizorroza y Jonny actuó como lateral derecho. Tal solución tampoco sirvió para evitar la derrota de un mal partido colectivo.

Una tercera opción que Unzué no ha empleado pero sí lo ha hecho con cierto éxito su predecesor, Eduardo Berizzo, es la de Facundo Roncaglia, bien con el argentino como lateral derecho y Jonny en su posición habitual en el costado izquierdo; bien con Roncaglia en banda izquierda y Jonny en la derecha.

Las opciones para suplir a Pablo Hernández son, si cabe, más variadas, pues Unzué dispone de recambios específicos de diverso pelaje: Radoja, de perfil más defensivo; Jozabed, de corte más técnico, a quien el preparador celeste ya recurrió con buenas prestaciones en la última visita al Camp Nou pero que últimamente ha desaparecido de las alineaciones; y finalmente Brais Méndez, la versátil estrella emergente de la cantera. El entrenador del Celta ha alternado al mosense en el medio campo y en el frente de ataque y el chico casi siempre ha respondido con buenas actuaciones, también en el estadio azulgrana, donde Unzué lo empleó como centrocampista junto a Lobotka y Jozabed.