El fútbol de salón, ese estilo tan definitorio del Celta en los últimos años, está en horas bajas porque todos sus embajadores en los banquillos se han ido a la cola del paro. Solo queda su raíz, en A Madroa, con el propio equipo celtiña dirigido por Juan Carlos Unzué. Por casualidades de la vida y del fútbol, los ideólogos que en la última década han aportado su granito de arena a esta manera de entender el juego tan celebrada en Vigo se han quedado sin trabajo. Todos los entrenadores de la primera plantilla de la era de Carlos Mouriño están sin equipo, con las únicas salvedades de Alejandro Menéndez y de Pepe Murcia. La destitución de Eusebio Sacristán como técnico de la Real Sociedad el pasado fin de semana derribó el penúltimo baluarte del fútbol de salón.

Desde que Carlos Mouriño aterrizó en los despachos de la entidad celeste, allá por el verano de 2006, han pasado por el primer equipo del Celta doce entrenadores diferentes. Cada una de las contrataciones, con mayor o menos acierto, siempre ha seguido una línea basada en la búsqueda del buen juego a través de un estilo que primase el ataque y las acciones combinativas. Lo que en su día se definió desde los despachos como el "estilo Barça" pero que con los años la afición terminó bautizando como fútbol de salón, un término que ha cuajado en el celtismo casi tanto como "A Rianxeira". Desde Fernando Vázquez hasta Juan Carlos Unzué, pasando por Hristo Stoichkov, Juan Ramón López Caro, Antonio López Habas, Alejandro Menéndez, Pepe Murcia, Eusebio Sacristán, Paco Herrera, Abel Resino, Luis Enrique Martínez y Eduardo Berizzo. Esta ha sido la docena de técnicos que han tenido el privilegio de enarbolar la bandera del fútbol de salón y que ahora, a excepción de Menéndez y de Murcia, están sin trabajo. De esta nómina de nombres en paro, cuatro entrenadores se marcharon de Vigo licenciados cum laude en 'futboldesalonismo'. Eusebio Sacristán, Paco Herrera, Luis Enrique y Eduardo Berizzo consiguieron que la afición sintiese orgullo del juego del Celta independientemente de los resultados. El equipo celeste podía ganar o caer sobre el césped, pero siempre lo hacía fiel a sus ideas. Los cuatro técnicos se marcharon de Vigo con el amor incondicional de buena parte de Balaídos y con la misión de extender el estilo celeste por el mundo. Trabajo no les faltó.

El que más vueltas ha dado ha sido Paco Herrera. El artífice del último ascenso del Celta volvió a tocar el cielo en Canarias al lograr el ascenso de Las Palmas en la 2014-2015, aunque por otro lado su proyecto, tal y como le pasó en Vigo, volvió a quedarse corto para triunfar en Primera. El preparador catalán lo intentó también, con menos suerte, en el Zaragoza, en el Valladolid y en el Sporting de Gijón, equipo que le despidió el pasado mes de diciembre.

Luis Enrique Martínez es el contraste más fuerte con Paco Herrera. Se marchó del Celta directo al Barcelona, donde se hartó de ganar títulos -hasta nueve- al frente de una de las mejores plantillas del mundo. Una Champions, dos Ligas y tres Copas del Rey llegaron a las vitrinas del Barça de la mano del exentrenador celeste. Al término de la pasada temporada se confirmó su decisión de no continuar. El asturiano se ha permitido un año alejado de los banquillos y durante este tiempo se le ha relacionado como candidato para entrenar a numerosos grandes de Europa. También ha vuelto por A Madroa para reencontrarse con su anterior cuerpo técnico.

El adiós más difícil de digerir en Vigo fue el del 'Toto' Berizzo. Durante los tres años que el argentino dirigió al Celta, Balaídos nunca se cansó de entonar el cántico del fútbol de salón. Una histórica clasificación para las semifinales de Europa League y otras dos de Copa del Rey quedarán para el recuerdo del celtismo. Las posturas alejadas entre la directiva y el propio Berizzo terminaron por romper la relación y el 'Toto' fichó por el Sevilla. Allí aguantó media temporada. El club andaluz decidió apostar por un cambio de rumbo cuando el equipo de Berizzo marchaba quinto en la Liga, clasificado para cuartos de la Copa y para octavos de la Champions. Tras superar un cáncer de próstata, el argentino ya ha reconocido que está "en condiciones de volver a trabajar".

El último exceleste en perder su puesto ha sido Eusebio Sacristán. El de La Seca, uno de los pilares originales del fútbol de salón del Celta, pasó cuatro temporadas en el filial del Barcelona tras marcharse de Vigo. Después recaló en la Real Sociedad, junto al vigués Juan Carlos Andrés, a la que clasificó para la Europa League y la convirtió en uno de los equipos de la Liga, cuyo juego más elogios despertaba. Sin embargo, los malos resultados del equipo y la salida del director deportivo, su principal valedor en el club, precipitaron su salida del conjunto guipuzcoano.

El resto de técnicos de la presente etapa de Carlos Mouriño también están en el paro. Solo Alejandro Menéndez sigue activo, al frente del Burgos, y Pepe Murcia entrena al Al-Shahania de Qatar. Fernando Vázquez no entrena desde 2016, cuando fue cesado como técnico del Mallorca. Stoichkov no se sienta en un banquillo desde el 2013, cuando terminó su última aventura en el Litex Lovech búlgaro. López Caro está libre después de dejar en 2017 el Dalian Yifang chino que ahora dirige Bernd Schuster. Antonio López Habas terminó el año pasado su relación con el Pune City de la liga de India y Abel Resino tampoco entrena desde que en 2015 lo hiciese en Granada.