Si algo distingue a Hugo Mallo es la regularidad pero también la capacidad para sacar fuerzas de flanqueza y tirar del equipo en los momentos de apuro. Camino de los 300 partidos con el Celta, el nuevo Gran Capitán completó un encuentro sumamente completo, de ida y vuelta, pues defendió con rigor (aunque le jugada del gol le pilla descolocado) y fue uno de los mejores atacantes del equipo. Incisivo por banda, ganó con facilidad del área rival y protagonizó algunas de las mejores jugadas , asociéndose la de la banda, incluida la del primer gol, en la que roba al balón para facilitar la gran jugada de Brais que culmina Jonny desde la banda contraria. Absolutamente imprescindible.