El Celta recuperó constantes vitales tras unas semanas de zozobra. Marcaron los de casi siempre, Iago Aspas y Maxi Gómez, y el grupo de Unzué recupera, gracias al 'gol average', la séptima plaza, que defendía, precisamente, su víctima de este mediodía, el Eibar.

Empezó el partido de la sesión vermú con los vascos llevando el juego a su terreno. Su presión alta generó muchas dificultades para que los vigueses pudiesen sacar el balón controlado. Parecían, además, notar el peso del desastre de Getafe a la hora de circular la pelota. El público congregado en Balaídos estaba crispado.

Ese dominio inicial no cristalizó en grandes ocasiones, pero sí en varios acercamientos peligrosos, que las más de las veces acabaron en córner. No fue hasta pasados los 10 minutos que el Celta no empezó a dar señales de vida en ataque, siempre a la contra. Una prefiguración de la resolución del encuentro.

En esas escaramuzas, la tuvieron Maxi -que no se atrevió a picarla tras un pase interior de Aspas- y Pione Sisto, que la mandó a las nubes. Pero la ocasión más clara de la primera parte fue para el japonés Inui, que no logró adelantar al Eibar cuando estaba solo en la frontal del área pequeña. Acomodó mal el cuerpo y envió fuera un pase lateral. Los vascos también reclamaron una mano de Lobotka dentro del área.

Unzué aprovechó el descanso para meter a Emre Mor por Pione Sisto, que sigue sin reencontrarse con su mejor forma. En un principio, en cambio, la entrada del turco no viró el signo del partido, que entró en una fase espesa.

Sin embargo, el extremo es un jugador de chispazos. En el minuto 56 agarró un balón en el lateral del área, aceleró hasta línea de fondo rodeado por tres rivales, puso un centro fuerte y raso al primer palo y allí pareció Iago Aspas. El de Moaña se adelantó a su marcador y Dmitrovich no pudo hacer nada para pararlo.

A partir de ahí, el Celta se sintió por fin cómodo. El Eibar, salvo un par de intentos de Inui, no inquietó y los de Vigo empezaron a encontrar vías de agua para sus contras. Algunas las abortó un Dmitrovich que tiene la intuición de un viejo líbero para tapar los huecos que dejan los centrales granates a sus espaldas.

Hacia el minuto 80, Hugo Mallo robó un balón en campo propio, la dejó para Aspas y se lanzó en carrera. El de Moaña jugó con Wass, que buscó el pase profundo para el lateral. Los 50 metros de carrera no le impidieron al capitán controlar con clase y ponérsela a Maxi, que en esas no suele andarse con bromas. Tiro seco y para dentro.

Acabó plácida una sesión vermú que había arrancado tensa en Balaídos. A falta de que jueguen hasta tres equipos que antes de empezar la jornada estaban delante, el Celta se encarama a la séptima plaza y, más importante, corta una dinámica que amenazaba con dejar al equipo en tierra de nadie.

Ficha técnica:

Celta: Rubén, Hugo Mallo, Cabral (Roncaglia, min.87), Sergi Gómez, Jonny, Lobotka, Wass, Radoja (Tucu Hdez., min.65), Iago Aspas, Sisto (Emre Mor, min.46), Maxi Gómez.

Eibar: Dmitrovic, Oliveira, Arbilla, Cote (Juncá, min.83), Peña (Capa, min.73), Diop, Jordán, Inui, Alejo (Pedro León, min.60), Charles, Kike.

Goles: Iago Aspas (1-0, min.56), Maxi Gómez (2-0, min.78).

Árbitro: Del Cerro Grande, del comité madrileño. Amonestó a Radoja, Cabral (Celta); Diop, Cote, Oliveira (Eibar).

Incidencias: Balaídos (15.383 espectadores). Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria de los abonados históricos José Núñez, Jesús María Pujales, Raimundo Comesaña y Amador Miguel de Frutos; del ex entrenador celeste Luis Cid “Carriega”, de la ex empleada del club Olga Parada y del ertzaintza Inocencio Alonso.