El 2 de diciembre del pasado año, Michael Krohn-Dehli hacía el segundo gol del Sevilla al Deportivo. Un tanto amargo para la afición herculina, no solo por sentenciar el triunfo de los hispalenses, sino también por el pasado celeste del jugador. Parecía poco probable en ese momento que el danés fuese a viajar a A Coruña mes y pico después para firmar por los blanquiazules.

Pese a la rivalidad entre ambos equipos, son muchos los futbolistas que emprendieron el camino de Balaídos a Riazor a lo largo de la historia. Uno de los primeros en hacer el viaje inverso es Fernando Fariña, que en los años 20 fue un pionero en el fútbol al convertirse en jugador profesional con los coruñeses. En 1928 fichaba por el Celta, donde siguió luciendo su característica boina ceñida a la cabeza que retrató Castelao en una de sus viñetas.

El gran Pahíño, internacional en el Mundial de Brasil 1950 durante su etapa con el Real Madrid, había jugado durante cinco años en Vigo haciendo 56 goles. En 1953 dejaría al club de Concha Espina para vestir la elástica herculina, con la que tuvo tiempo para marcar 46 goles en solo tres años.

Otro ejemplo que fue símbolo de una época en ambos equipos fue Vicente Celeiro. Natural de Vilalba, ya de pequeño sintió el corazón dividido entre los dos grandes de Galicia tras asistir a Riazor y Balaídos como espectador. Entre 1981 y 1989 vivió como blanquiazul parte de la historia negra del Deportivo, con el equipo deambulando por Segunda División. Su gol en el 92 al Racing de Santander evitó el descenso a Segunda B y le convirtió en icono coruñés. En ese verano de 1989 se marchaba al Celta para retirarse en 1991.

La afición viguesa sintió una conmoción en el mercado estival de 2001, cuando Goran Djorovic se marchaba a los rivales del norte con la carta de libertad bajo el brazo. Uno de los mejores defensores en la década de los 90 dejaba huérfana la zaga del Celta, aunque como consuelo quedó su falta de adaptación a la disciplina deportivista. El yugoslavo apenas sumó 11 encuentros en A Coruña y salió cedido al Elche, donde se retiró a los 33 años.

Pero el flujo de Vigo a A Coruña lo han protagonizado, en los últimos años, los entrenadores. Hasta cuatro preparadores acabaron haciéndose cargo del Deportivo tras su paso por el Celta. El primero de ellos fue Jabo Irureta, quien dejó una época dorada en Riazor con la consecución de cuatro títulos. Menos suerte tuvieron Miguel Ángel Lotina y Fernando Vázquez, que terminaron descendiendo, y Víctor Fernández, que fue cesado tras una primera vuelta de pésimos resultados.

El Deportivo también ha pescado en la cantera celeste recientemente, si bien pocos han venido directamente desde el Celta B. Xisco, Borja Valle, Oriol Riera o Joselu habian jugado en el campo de Barreiro antes de hacerlo en Riazor.