Un ciclón se llevó por delante las ilusiones del Celta en esta Copa del Rey. Un fenómeno llamado Leo Messi. En 15 minutos había anotado dos tantos y un poco más tarde batió dos líneas del Celta con un solo pase para dejar solo a Jordi Alba. Antes del minuto 30 el grupo de Unzué necesitaba un milagro para lograr un 3-3 que le diera el pase a cuartos. Después del 31, con el regalo de Pione Sisto a Luis Suárez, algo para lo que todavía no existe nombre.

Quiso Unzué sorprender con la alineación. Dejó a Maxi Gómez en el banquillo, puso a Emre Mor de extremo derecho y a Iago Aspas en punta. El plan, parece, era buscar la espalda de la siempre adelantada defensa del Barça con jugadores más veloces. De hecho, el Celta empezaba a presionar más atrás de lo habitual.

Los primeros minutos transcurrieron insustanciales, con el Barcelona, y Messi, imprecisos. Un mero espejismo. En dos minutos el 10 se asoció dos veces con Jordi Alba, su mejor amigo en su última evolución como jugador total, y a sendos pases de este puso el balón en la red como quién abre la nevera para sacarse una cerveza. Muy blanda la defensa celeste, que volvió a mostrar debilidad tras la mejoría en las últimas actuaciones.

El Celta encajó mal los golpes, quién no. Quedó a merced de los culés, o del argentino, que en sí mismo parece un equipo. Se lo pasaba tan bien que dejó un lujo de tacón para Iniesta, que sacó Sergio Álvarez con brillantez. En el minuto 28, en posición de volante derecho, se paró, levantó la vista y cruzó para dejar solo a Jordi Alba. La misma jugada que tantas veces se vio, y que no parece existir quién la pare.

Solo tres minutos después, con el Celta preguntándose a dónde habrían ido a parar sus sueños, Pione SIsto entregó el balón hacia el corazón del área propia. Por allá andaba Luis Suárez, peleado consigo mismo, pero que en esta ocasión no falló. Cinco tiros a puerta, cuatro goles y la eliminatoria liquidada.

La segunda parte fue un mero dejar pasar los minutos. Unzué se guardó a Iago Aspas y a Wass, que ya no salieron de la caseta, y poco después cambió también a Pione Sisto. Aire para jugadores clave que, a partir del domingo, tendrán en LaLiga su único objetivo de la temporada. Conviene lamerse las heridas y pensar que en el Levante, aunque vista de blaugrana, no juega el tal Messi.