El 2017 fue agitado en Balaídos por la gran cantidad de partidos que acogió, por las obras de remodelación de la grada de Río y por los daños causados por el temporal a principios de febrero que obligaron a aplazar el duelo ante el Real Madrid.

El conjunto madrileño llevaba más de un año sin pisar Vigo, porque así se había establecido en el calendario de Liga, por lo que su visita, señalada para el 5 de febrero, levantó gran expectación. Sin embargo, los vientos de una fuerte borrasca levantaron parte de la techumbre de la grada de Río y el alcalde Abel Caballero promovió la suspensión del partido ante el riesgo de que se produjesen más desprendimientos.

Balaídos se convirtió en el centro de atención mediática durante ese fin de semana. El cargado calendario que esperaba a los dos equipos retrasó el partido pendiente hasta la misma semana en la que concluía LaLiga. El Real Madrid, entonces, preparaba la final de la Champions ante la Juventus. El Celta acababa de caer en las semifinales de la Europa League ante el Manchester United. El duelo se resolvió con una abultada derrota de los locales (1-4) que no reflejó lo sucedido en el campo.

Concluida la temporada, el Ayuntamiento comenzó en verano las obras de remodelación de la grada de Río, que ha provocado infinidad de molestias a los socios. Las alarmas saltaron de nuevo días antes de la visita del Atlético de Madrid, cuando los técnicos detectaron anomalías en unas piezas metálicas cilíndricas que forman parte de la estructura de la techumbre de esa gradería.

En esta ocasión, la solicitud de suspender el partido ante el conjunto colchonero llegó fuera de plazo y LaLiga obligó a que se jugase el partido pero con la grada afectada clausurada. El club no pudo reubicar a todos los aficionados afectados. El 22 de octubre pasado, el estadio de Balaídos presentaba una imagen insólita: su grada con mayor capacidad de aforo estaba vacía, mientras el resto del estadio reflejaba un lleno casi completo.

Con el techo todavía en proceso de montaje, en Río Alto se sufrieron las inclemencias del tiempo y la grada quedó semi vacía con la torrencial lluvia que cayó durante la visita del Leganés.