El derbi de las porterías también lo ganó el Celta. Rubén Blanco realizó una mejor actuación ayer en Riazor que su tocayo Martínez. La juventud del mosense se impuso a la veteranía del de Coristanco. Blanco fue más decisivo que Martínez en el duelo que se decidió por la efectividad del equipo vigués. Era la primera vez en los últimos sesenta años que no coincidían dos porteros gallegos en un clásico, que el Celta ganó porque bajo el larguero tuvo un guardameta seguro. Solo el juego con los pies deslució una buena actuación de Rubén Blanco en el partido que cerraba 2017, en el que las lesiones y las grandes actuaciones de Sergio Álvarez en Europa le privaron de la titularidad durante muchos meses. El cuidado en la alimentación y una pizca de fortuna para no caer lesionado, han permitido al canterano del Celta disfrutar con asiduidad de una de las mejores competiciones del mundo del fútbol.

El partido de ayer hubiera sido otro si Rubén Blanco no responde con una maravillosa mano izquierda a un lanzamiento de Emre Çolak con mucho veneno, pegado a la cepa del poste. Era la reacción inmediata del Deportivo a que Daniel Wass aprovechase el excelente centro de su compatriota Pione Sisto para poner por delante a los célticos en el marcador. En la ocasión que tuvo el futbolista turco del Deportivo, el guardameta céltico salvaba a su equipo de sufrir un gol que nivelaría el marcador de un partido que Iago Aspas se encargaría de poner patas arriba antes del descanso.

Rubén Martínez nada pudo hacer en los dos primeros goles del Celta, que castigó al guardameta bergantiñano en el par de ocasiones que llegó a sus dominios. Efectividad total de los jugadores de Unzué. En la otra portería, en cambio, Rubén Blanco tuvo muchos problemas para mantener su portería a cero, a pesar de las claras ocasiones de los deportivistas en la primera mitad. Situado en la portería próxima a los Riazor Blues, el cancerbero del Celta aguantó la presión del rival para que acelerase los saques, con la constante amenaza de que Undiano Mallenco le mostrase una cartulina amarilla. Las mayores dificultades para el de Mos llegaban cuando tenía el balón en los pies, fallando varios pases a sus compañeros.

En cambio, lo peor para el guardameta del Deportivo estaba por llegar. Aspas quería dejar su sello de goleador total con un lanzamiento directo de falta que superó la barrera y se coló en la portería de Rubén Martínez. El de Coristanco quizás pudo hacer algo más por evitar el tercer tanto del Celta, el que dejaba sentenciado un derbi que Rubén Blanco no disfrutaría en toda su plenitud porque Andone aprovechó un desbarajuste defensivo del Celta para rematar a bocajarro y conseguir el primer tanto de los deportivistas. En una noche triunfal para su equipo, el mosense no pudo dejar su portería imbatida. Su homólogo, en cambio, se alió con la fortuna en un remate de cabeza de Maxi Gómez que se estrelló en el larguero para no marcharse a casa con un saco de goles. Ayer, en Riazor, la portería del Celta también ganó a la del Deportivo.