Los jugadores del Celta se marcharon el sábado de Mestalla denunciando el distinto criterio que el colegiado andaluz Munuera Montero aplicó para uno y otro equipo. Cinco tarjetas se llevaron los célticos de ese partido, de las que tres fueron por "formular observaciones al árbitro". Con esa nueva cosecha de cartulinas, el equipo de Unzué se ha situado como el quinto más penalizado de LaLiga, después de acumular 43 tarjetas en quince jornadas. Eso le lleva a registrar una media de 2,8 tarjetas por partido.

El juego limpio, teniendo en cuenta esos números, no parece ser una de las mayores virtudes del Celta, a pesar de querer mostrarse siempre como un equipo dinámico, con vocación ofensiva y teniendo el balón como referencia para atacar y defender. Los célticos practican lo que muchos analistas calificarían como "juego aseado", que suma más victorias en la posesión de la pelota que en el marcador.

Esa definición técnica la corroboran las cifras: el Celta es el quinto equipo que menos faltas comete entre los veinte clubes de Primera División. Acumula 179 infracciones en quince jornadas (una media de 11,9), según los datos oficiales de LaLiga.

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Sin embargo, la aplicación del reglamento le supone una elevada factura. De hecho, en Valencia no pudo contar con Jozabed Sánchez por acumulación de tarjetas amarillas y el domingo que viene, contra el Villarreal, perderá a Iago Aspas y a Hugo Mallo por idéntico motivo.

A menos faltas, más tarjetas. Así, al menos, es lo que le ocurre al Celta y al Barcelona en lo que va de temporada. El equipo catalán, en cuyo ADN se encuentra el "jogo bonito", recibe una tarjeta amarilla cada 4,13 faltas que cometen sus futbolistas. Ese coeficiente es tres centésimas menor que el alcanzado por el Celta, que se sitúa como el segundo equipo más penalizado con faltas por tarjeta, con 4,16.

En el otro extremo de esa clasificación, realizada con los datos que aporta la página web de la Liga de Fútbol Profesional, se encuentran el Leganés y el Real Madrid. El conjunto pepinero recibe una cartulina amarilla por cada 6,86 faltas; mientras que los merengues necesitan 6,84 infracciones para que sea amonestado uno de sus futbolistas. El vigente campeón de LaLiga y de la Champions también es el primero por el menor número de cartulinas que ha recibido hasta el momento en el campeonato, con 25. Con una más se sitúa la Real Sociedad, que suma tres faltas menos que el Celta. Real Madrid, con 171; y UD Las Palmas, con 165, también figuran por delante del equipo vigués en la lista de menos infracciones, que lidera el Barça.

La clasificación de tarjetas amarillas la encabeza el Girona, con 51, aunque por cada una ha necesitado cometer 4,90 faltas. El Alavés, con 47, es segundo; con Deportivo y Getafe ocupando las dos siguientes posiciones, ambos con 44 cartulinas. El coeficiente más alto de los mayores infractores le corresponde al equipo del sur de Madrid, que ha recibido una tarjeta cada 5,97 faltas. Ello significa que los jugadores del conjunto getafense pueden realizar casi dos faltas más que los célticos ante de que les sancione el árbitro.

Con 43 tarjetas, el Celta ocupa posiciones bajas en la clasificación de juego limpio que LaLiga puso en marcha a partir de las temporada 1998-99. En las casi dos décadas transcurridas desde entonces, los célticos nunca se han llevado el premio que se entrega al concluir cada temporada.

A pesar de que este curso no supera las doce faltas por partido de media, al Celta le penalizan las protestas por decisiones arbitrales que consideran injustas o que no se ajustan al mismo criterio que se aplica al rival, como sucedió la semana pasada en Valencia.

El uruguayo Maxi Gómez acumula 7 tarjetas amarillas y ya cumplió un partido de sanción por agotar el primer ciclo de cinco. El delantero del Celta es líder en esta clasificación de LaLiga, empatado con Dani Parejo (Valencia) y Dani García (Eibar). Sus compañeros Jozabed Sánchez, Iago Aspas y Hugo Mallo ya suman cinco cada uno.

Sin embargo, ningún céltico aparece entre los que más faltas cometen. Esa clasificación la lideran Raúl García (Ath. Club) y Stuani (Girona), ambos con 33. Les siguen el madridista Casemiro y el getafense Markel Bergara, con 32.

El Celta se ha especializado en la acumulación de tarjetas amarillas, a pesar de cometer pocas faltas. Es el premio que paga el equipo de Unzué por las protestas contra los árbitros, que siguen penalizando más una crítica que una patada. Y en eso se basa el juego limpio en el fútbol español.