El nombre de Pablo Hernández, el Tucu, se asociará en el futuro al Celta como uno de los referentes del equipo celeste en la segunda década del siglo. El jugador argentino con nacionalidad chilena cumplirá el próximo viernes ante el Leganés su partido de Liga número cien con el conjunto vigués, a los que añade doce de UEFA Europa League y dieciocho en la Copa de Rey.

Ciento treinta partidos en total sumará este viernes el centrocampista en su cuarta temporada en el equipo, adonde llegó en el verano de 2014 por recomendación expresa Eduardo Berizzo, que se lo trajo de O'Higgins justo después de ser convocado por Chile para el Mundial de Brasil.

Una lesión le privó de jugar el Mundial y retrasó su adaptación al Celta, que no fue fácil ni rápida, a pesar de debutar marcando en el Vicente Calderón con un taconazo inverosímil desde fuera del área. Su ritmo pausado con la pelota no encajó bien en Balaídos, donde fue silbado en más de una ocasión por un amplio sector de la grada en su primera campaña como celeste.

La desaprobación inicial del público no hizo sin embargo mella en el Tucu, que asumió desde el primer momento las críticas como un acicate para mejorar. La confianza de Berizzo, que mantuvo su fe en el jugador contra viento y marea, hizo el resto. Poco a poco, con el paso de las jornadas y el devenir de las competiciones, el internacional chileno se convirtió en una pieza clave del medio campo celeste y uno de los artífices de la clasificación europea del Celta y de las tres semifinales disputadas en los últimos años por el conjunto vigués.

El relevo en el banquillo celeste el pasado pareció pasarle brevemente factura. Su participación con Chile en la Copa Confederaciones retrasó su puesta a punto y una lesión una semanas antes de iniciarse la Liga complicó la situación y le llevó, por primera vez en mucho tiempo, a la suplencia en los primeros partidos de Liga.

Pero la lesión de Nemanja Radoja dio un inesperado vuelco a su situación. La ausencia del balcánico por un problema de rodilla propició su primera titularidad de la temporada en la quinta jornada, contra el Getafe, y desde entonces ha sido uno de los principales activos del medio campo celeste, donde ha alternado las posiciones de pivote e interior con muy buenas prestaciones, destacando tanto en el juego aéreo como en el quite y en la elaboración y el control del juego. Durante casi cuatro años el Tucu Hernández ha sido el jugador del equipo que recibe más faltas y uno de los más patadas recibe de la Liga. A ello añade 9 goles (7 en Liga y 2 en Liga) y 8 asistencias (5 en el torneo regular y 3 en la competición copera).