El Celta ha desaprovechado buenas ocasiones en el arranque de la temporada para situarse en una posición cómoda en la tabla clasificatoria, teniendo en cuenta que el sorteo del calendario le brindó la oportunidad de medirse a equipos teóricamente más asequibles que los que le esperan hasta el cierre de 2017, cuando LaLiga esté a punto de alcanzar su ecuador. De hecho, el conjunto de Unzué suma tres puntos menos que el curso pasado a esta misma altura del campeonato. En las próximas semanas, los celestes afrontan duras pruebas ante Athletic Club, Sevilla, Leganés, Barcelona, Valencia, Villarreal y Deportivo, o lo que es lo mismo: cinco de los siete primeros clasificados, aparte del derbi gallego y de la visita a Balaídos del siempre incómodo conjunto bilbaíno.
"Duele ver cómo nos dejamos puntos", proclamaba ayer Hugo Mallo en la sala de prensa de A Madroa, con una sensación de rabia por haber desaprovechado la oportunidad de ganar ante el colista y situarse de nuevo a mitad de la tabla clasificatoria, con 14 puntos, a tan solo una victoria de los puestos europeos.
El equipo de Unzué mantiene una trayectoria irregular, en la que nunca ha superado la décima plaza. Más bien se ha movido en la parte baja de la tabla, alejado de los puestos europeos: ese anhelo de club, plantilla y afición. La última experiencia en la competición continental dejó en el equipo y su entorno la sensación de querer volver cuanto antes a disfrutar de los partidos internacionales.
Mientras el nuevo proyecto de Unzué no acaba de asentarse, el Celta se ve obligado ahora mismo a estar más pendiente de los puesos de descenso que de la zona noble de LaLiga.
El domingo recibe al Athletic de Bilbao, con el que iguala a puntos en la clasificación. Las semejanzas entre ambos equipos se extienden más allá de los resultados. Ambos afrontan nuevos proyectos deportivos y la elección de sus actuales técnico guardan cierta relacion: Luis Enrique Martínez y Unzué abandonaron el Barcelona, del que se hizo cargo Valverde, después de cerrar una brillante etapa en Bilbao. Unzué recaló en Vigo, tras la marcha de Berizzo a Sevilla, y Ziganda fue elegido para ocupar el banquillo de San Mamés.
Una vez que se celebre la undécima jornada de Liga, la competición volverá a paralizarse dos semanas para los compromisos de las selecciones nacionales. Sevilla (5º), Leganés (7º), Barcelona (1º), Valencia (2º) y Villarreal (6º) se enfrentarán a continuación al conjunto celeste, a parti de que el 19 de noviembre se reanude la competición regular. Los dos primeros clasificados recibirán en sus estadios a un Celta que entonces ya podría tener resuelta su clasificación para los octavos de final de la Copa del Rey.
Como guinda a un año que pasará a la historia del club vigués como el de su primera participación en unas semifinales de la Europa League, a los de Unzué les espera en Riazor un Deportivo que viene de destituir a Pepe Mel, después de que el técnico madrileño dejar a los blanquiazules con 8 puntos en nueve jornadas.
A pesar de que el Celta los mismos puntos que su eterno rival [tras el triunfo deportivista en Las Palmas], en Vigo no se cuestiona por el momento a Juan Carlos Unzué, al que le espera "una cuesta" de otoñocomplicada.
