Paso atrás en todo. Tras un mes mejorando partido a partido el Celta volvió a las andadas en la Rosaleda y cosechó su quinta derrota de la temporada. Un partido en el que se vio superado por el conjunto andaluz, más necesitado que los de Unzué, y que deja a los celestes en la zona media-baja de la tabla. Europa se aleja y el tiempo sigue pasando.

Saltó el Celta al terreno de juego con una camiseta negra que hacía presagiar lo que sería su partido en Málaga. Sin tensión, los de Unzué se vieron sorprendidos por un pujante Málaga. Los de Míchel, que se jugaba el puesto en el banquillo andaluz, superaron al Celta en casi todo lo trascendente del juego: ganas, llegadas al área y ocasiones. Tan solo un solvente Rubén Blanco evitó que los locales se adelantasen en el marcador en los primeros compases del juego.

Poco a poco, cuando el cansancio hizo acto de presencia sobre el césped, el Celta se hizo con la posesión. Tucu y Lobotka se encargaban de llevar el balón de lado. Pero nada más. De Hugo Mallo y Aspas a Jonny y Sisto. Nadie profundizaba. Mientras tanto, Maxi Gómez veía como nadie levantaba la cabeza para ver alguno de sus tímidos desmarques. Es posible que el uruguayo solo tocase dos balones en el primer acto, y ambos a muchos metros de la portería defendida por Roberto.

Lo que sí hicieron los jugadores del Celta fue aceptar la batalla que proponían los del Málaga. O al menos así lo hizo el Tucu, que se llevó dos golpes que tumbarían a cualquiera. Él se limpia el verde de la camiseta y sigue a lo suyo.

Desaparecido el Celta en ataque, la única ocasión llegó en un remate de Iago Aspas, el mejor del partido, que se marchó por encima del larguero cuando la Rosaleda ya se preparaba para gritarle improperios al jeque Al Thani. El de Moaña no supo aprovechar un excelente servicio de Hugo Mallo desde la banda. La peor noticia, incluso peor que el juego desplegado por los de Unzué, llegó sobre la bocina. Una falta lateral en el descuento fue aprovechada por Adrián para inaugurar el marcador. La enésima concesión a balón parado del Celta supuso un jarro de agua fría para los vigueses.

Málaga - Celta: así fue la segunda parte

Los primeros compases del segundo acto siguieron la misma tónica. Un Celta que abusaba del pase horizontal no podía contener las acometidas de los jugadores locales. Sin embargo, poco a poco el peligro cambió de banda y los de Unzué comenzaron a rondar el área defendida por Roberto. Primero Aspas con un gol anulado y luego Maxi con un remate al aire cuando los aficionados celestes ya se relamían avisaron de que el Celta había llegado a la Rosaleda. Setenta minutos tarde, eso sí.

Fue precisamente el de Moaña el que logró la igualada con un remate con el hombro tras una gran asistencia de Sisto, que se convierte en el futbolista que más pases de gol ha dado en la competición doméstica. Sin embargo, las tablas fueron un espejismo. Cinco minutos después Cabral se disfrazaba de Rubén y detenía un potente remate de El-Nesyri. Lo vio Jaime Latre, que pitó un penalti que transformó Recio. No quedaba mucho tiempo, aunque Maxi Gómez pudo devolver el empate al marcador en una clara ocasión que solventó Roberto.

Mal partido de un Celta que cumplió con su tradición de resucitador de equipos.