Emre Mor se ha ganado a la afición celeste antes de empezar. Unzué lo hizo debutar en los minutos finales sin opciones de lucimiento, circunstancia que no impidió que la afición jaleara cada balón que llegó a sus botas. Puede decirse que el menudo atacante turco fue el gran animador de un final de encuentro que el Celta se vio obligado a jugar con los dientes apretados para impedir que la victoria se le fuese nuevamente por el desagüe.

Su entrada en el campo por Pione Sisto fue saludada con una atronadora ovación que despertó a la grada y animó un inquietante final de partido. La afición se volcó de modo incondicional con el chico, que no tuvo ni el tiempo ni la oportunidad de lucirse porque el rival apretó en un momento en el que la prioridad era defender el resultado. Se notó la falta de complicidad con los nuevos socios pero tuvo ganas de agradar, incluso en defensa, donde más aportó, evitando una peligrosa internada de Ibai.