La plantilla del Celta se refugia en el trabajo como terapia para superar un mal comienzo de temporada. "No pudo ser, pero seguiremos trabajando, no queda otra y es lo que tantas alegrías nos ha dado en estos últimos años", expresaba Iago Aspas en las redes sociales nada más concluir la suave sesión de entrenamiento que los célticos celebraron en la mañana de ayer en A Madroa, nada más bajarse del avión que les trasladó desde Sevilla, donde la noche del viernes encajaron la segunda derrota consecutiva en LaLiga.

Entre el celtismo no preocupan tanto los resultados negativos como el modo en que se produjeron, la fragilidad que muestra el equipo. Después de que los de Unzué se adelantasen en el marcador ante la Real Sociedad y el Betis, ambos rivales acabaron arrebatándole a los celestes los tres puntos en juego. Esta situación resulta mucho más extraña que la de encadenar dos tropiezos en el inicio del curso. En muy pocas ocasiones en su historia se ha dejado sorprender el conjunto vigués por los rivales en dos jornadas seguidas después de marcar primero.

Hay que retroceder dos décadas para encontrarse con otra situación en la que el Celta dejó escapar dos partidos seguidos que había comenzado ganando. Fue durante el curso 1993-1994, con Txetxu Rojo como responsable del banquillo, y antes de que el equipo vigués afrontase la final de Copa en el Vicente Calderón frente al Zaragoza.

Centrados en el torneo del KO, los de Rojo sufrieron dos dolorosos tropiezos seguidos en Liga, ambos como visitantes. Fue el 20 y el 27 de marzo, ante el Athletic de Bilbao y el Sporting de Gijón. Los célticos arrancaron con ventaja en San Mamés, gracias a un tanto de Andrijasevic. Pero los rojiblancos le dieron la vuelta al marcador con remates de Larrazabal y de Ziganda, actual entrenador del equipo vasco. Una semana después, en El Molinón se repitió la misma situación: Gudelj adelantó a los célticos al arrancar el segundo tiempo, pero los gijoneses remontaron con tantos de Luis Sierra y de Castaño en menos de media hora de juego.

Antecedentes

Las remontadas en contra del Celta en dos jornadas seguidas, sin embargo, tienen un antecedente más próximo. Ocurrió en la temporada 2007-08, la del inicio de la última y larga estancia céltica en Segunda División. Durante el segundo año de presidencia de Carlos Mouriño, el banquillo del equipo vigués era una tortura. Hasta cuatro técnicos pasaron por Vigo: Stoichkov, López Caro, Antonio López y Alejandro Menéndez. Con un juego ramplón e inconsistente, los célticos finalizaron a dos puntos del descenso a Segunda División B.

En las jornadas 35º y 36º, cuando se jugaban la permanencia, dejaron escapar dos victorias cruciales para su futuro. En Tarragona, Antonio Núñez puso en ventaja al Celta en el minuto 75, pero en en la recta el Nástic remontó y dejó al rival en estado se shock.

Jornadas de presión

El tropiezo se repitió una semana más tarde en Balaídos. Canobbio adelantó a los locales en la primera parte, pero el Málaga aprovechó la presión con la que vivía el Celta para asestarle un golpe tremendo en la segunda mitad, con remates de Eliseu y de Iván Rosado. En la siguiente jornada, Antonio López se despedía del banquillo celeste, que pasó a manos de un Alejandro Menéndez que en Salamanca hizo debutar a un joven que acabaría convirtiéndose en uno de los más grandes futbolistas de la historia del Celta: Iago Aspas.

El delantero de Moaña afronta una década después de su debut en el primer equipo una situación similar, en cuanto a resultados adversos, después de que la Real Sociedad venciese la semana pasada en Balaídos, a pesar de que Maxi Gómez pusiese por delante en el marcador a los célticos en dos ocasiones. Sin embargo, el equipo donostiarra remontó en los minutos finales.

El viernes en el Benito Villamarín, el Celta permitió la remontada de un Betis que comenzó perdiendo tras el tanto de Maxi Gómez que el árbitro concedió finalmente a Camarasa por desviar el valenciano el remate del delantero uruguayo. Poco más tarde, el mexicano Guardado decidió irrumpir en el partido aportando su extraordinaria clase y los verdiblancos voltearon el marcador y dejaron al Celta sin puntos y tocado anímicamente, pues los de Unzué se ven incapaz de romper una racha sin ganar en LaLiga que iniciaron en la jornada trigésimo tercera del pasado campeonato. Esa derrota se produjo en Balaídos, también ante el Betis (0-1). Ocho partidos después, los celestes solo suman un empate, el 2-2 con el que cerraron la campaña anterior.

Tres derrotas seguidas

Sin embargo, el mismo equipo que alcanzó las semifinales de la Copa del Rey y de la Liga Europa protagonizó un horrible comienzo de curso 2016-17. El equipo dirigido entonces por Eduardo Berizzo encadenó tres derrotas en LaLiga (Alavés, Real Madrid y Atlético) y sumó un empate en la cuarta jornada (0-0, en El Sadar). Y estas no son las dos únicas temporadas en las que los célticos comienzan con un par de derrotas. En seis campañas anteriores se produjeron estos mismos malos resultados. Todo se inició en la primera temporada que los célticos participaron en la máxima categoría: 1939-40. Zaragoza y Barcelona fueron sus verdugos. En la 52/53, los tropiezos iniciales llegaron ante el Espanyol y el Valencia. Seis años después, se repitió la situación, contra Athletic de Bilbao y de nuevo el Espanyol. En la 78/79, de nuevo Espanyol y Zaragoza amargaron el arranque céltico, que también lo pasó mal al iniciar la campaña 1982-83, contra Sevilla y Zaragoza. En la 2012-13, Málaga y Real Sociedad estropearon el regreso a Primera de Paco Herrera con el Celta.