Hace años que el Celta se instaló en el área rival para quedarse. Durante el tiempo que el equipo lleva en la máxima categoría tras el último ascenso, la producción ofensiva se ha convertido en una de las señas de identidad de la escuadra viguesa, que han defendido con pasión los entrenadores anteriores y algo a lo que no están dispuestos a renunciar en la etapa que acaban de abrir de la mano de Juan Carlos Unzué y que ya pudo comprobarse en el primer encuentro oficial jugado esta temporada.

Una vez concluida la primera jornada y comparando los números del equipo vigués con los del resto de equipos de la categoría que ya han iniciado su concurso, el Celta no ha tardado en encaramarse a la clasificación de los equipos más rematadores del campeonato. Con un acierto aún mejorable (si exceptuamos a Maxi Gómez, que ha arrancado la campaña como un ciclón y ha anotado dos goles tras disponer apenas de dos oportunidades y media ante la Real Sociedad), solo un equipo ha disparado en esta primera jornada más que el Celta a portería. Se trata (sorprendentemente) del Valencia que se ha ido a la veintena de disparos aunque solo encontró el gol en uno de Zaza. Detrás del equipo de Marcelino ya aparece el Celta con dieciséis disparos. En esta clasificación, una simple referencia pero que empieza a ayudar a la hora de conocer las pretensiones de cada uno de los equipos, los de Unzué se han situado por encima del Real Madrid y del Barcelona que en su estreno liguero remataron una vez menos a puerta que el cuadro celeste. Hay ocho equipos que en esta primera jornada del campeonato no han sido capaces de llegar a los diez disparos a puerta (Espanyol, Getafe, Atlético de Madrid, Sevilla, Villarreal, Las Palmas, Alavés y Betis). El último, el Betis que solamente hizo tres intentos a portería en su puesta en escena, es curiosamente el próximo rival del Celta (este viernes a las 22 horas en el Benito Villamarín).

En la faceta que los vigueses áun demostrar cierta mejoría es en el porcentaje de disparos a portería porque de los dieciséis que realizaron ante los donostiarras en solo cinco encontraron la buena dirección (dos acabaron dentro de la red y en otros tres hubo de intervenir Rulli). Porque tal vez uno de los debes que se le pueden poner al equipo vigués es que las llegadas, las oportunidades no fuesen algo más claras. Si exceptuamos las dos situaciones en las que Maxi Gómez encontró el fondo de la portería de la Real Sociedad, el resto de disparos se produjeron en situaciones no demasiado claras. Esa es una circunstancia en la que hay un evidente margen de mejora para el grupo que entrena Juan Carlos Unzué. Pero la principal premisa ya parece clara. El Celta parece dispuesto a defender su tradicional espíritu, su pasión por vivir en el área rival. Aunque sea a costa de que la suya tenga más tráfico del recomendado.