Maxi Gómez y Stanislav Lobotka, las dos novedades que de momento ha incorporado el Celta a su plantilla, disputaron juntos sus primeros minutos como célticos en el partido contra el Racing de Ferrol. Examen sin importancia, condicionado por los escasos días de convivencia que acumulan con el grupo, pero que confirma aquello que puede esperarse de ellos, tan disímiles: el fornido ariete es jugador de un toque puntual, ya sea para el remate o la distribución; el pequeño centrocampista está destinado a una relación frecuente con el balón en corto, largo y conducción.

Lobotka llega tras ejercer como mediocentro en la selección eslovaca sub 21. Unzué, sin embargo, lo hizo debutar como interior izquierdo, concediéndole a Radoja esa función. A Lobotka le costó entender los itinerarios de sus compañeros de línea. A veces intentó ocupar el espacio de Radoja si éste soltaba amarras. Con Wass vivió momentos de estorbo. La falta de química, que está por construir, le dificultó la regularidad en el rendimiento. Pero sí mostró voluntad de aparecer, perdió pocos balones y ofreció tres cambios largos de juego hacia la derecha con visión y precisión. Mostró además fortaleza en el cuerpo a cuerpo. Lobotka convierte su baja estatura en cualidad. Es duro en el choque, intenso, como lastrado si el rival pretende desplazarlo. Su patrón de juego tiende al hormigueo constante.

Maxi Gómez apenas contactó con el balón, Se le vio trabajador en la presión. Tiró algún desmarque al comienzo que sus compañeros no entendieron. De cara a portería remató de cabeza un saque de esquina y casi le roba el balón al portero en un momento de acoso. El Racing, al guarecerse en dos líneas bastante retrasadas, le dificultó la tarea de lucirse en este estreno. Cuando se retrasó algunos metros o intentó trabajar de espaldas, reveló su gusto por comportarse a un toque, con el destinatario del pase ya elegido en su cabeza antes incluso de contactar con la bola. Fue capaz de atraer a tres defensores y castigarlos con una asistencia de gol a Roncaglia en la mejor oportunidad, que el árbitro anuló por fuera de juego.