El conflicto disciplinario con Eduardo Berizzo, que lo expulsó en enero del Celta por una "falta de respeto inaceptable", ha acabado pasando factura al atacante santiaguino, cuyo rendimiento en el Valencia ha sido más bien pobre, a pesar de haber sido titular con Salvador González, Voro, el predecesor del asturiano en el banquillo che, en los cinco meses largos que lleva militando en el conjunto de Mestalla. Su discreta y polémica temporada también le ha dejado fuera de la selección de Chile que disputa mañana la final de la Copa Confederaciones y con la que, a las órdenes de Juan Antonio Pizzi, Orellana conquistó solo unos meses la Copa América.

Un gol (al Real Madrid) en 16 partidos, el doble de los disputados la pasada temporada con el Celta en la competición doméstica, es el balance que presenta el chileno, cuyas prestaciones en Mestalla han estado muy lejos de las que había ofrecido en Balaídos. Con el Celta participó poco y de forma intermitente, lo que no le impidió doblar la cifra de goles anotados con el Valencia en la Liga y marcar otros dos en la Europa League, la competición en la que se mostró más brillante.

Las razones por las que Marcelino ha puesto al excéltico a la venta son esencialmente futbolísticas, aunque su polémico carácter no le ha ayudado a mejorar su consideración profesional. Su perfil de juego no encaja en el estilo que Marcelino quiere implementar en el Valencia y ha sido uno de los primeros señalados por el técnico para abandonar la entidad.

No es la primera vez, sin embargo, que a Orellana se le muestra la puerta de salida. Luis Enrique lo hizo hace cuatro años en el Celta, pero el club no logró encontrarle destino y el chileno, tras dar un giro de 180 grados a su actitud, acabó convenciendo al preparador gijonés hasta convertirse en uno de sus hombres indiscutibles.Y ha sido en el Celta en el único equipo en el que Orellana ha brillado en todo su esplendor. Especialmente en las campañas siguientes, a las órdenes de Berizzo, que lo mimó hasta que los caprichos y faltas de respeto hacia el técnico y el vestuario sellaron su destino.

Atrás quedaba una participación fundamental en el ascenso céltico; un sonoro fracaso en Primera en el Granada como antes en el Xerez; irrelevancia en sus primeros meses de vuelta a Balaídos, con Abel Resino al frente; ostracismo inicial y protagonismo final con Luis Enrique; y dos grandes temporadas y media a las órdenes de Berizzo que valieron su consolidación en la selección chilena antes de forzar su mala apuesta.