Felipe Miñambres aborda sus segunda temporada al frente de la dirección deportiva del Celta con la misión de fortalecer una plantilla que el club ha ido mejorando progresivamente desde su último ascenso a Primera División gracias a una política deportiva cautelosa en lo económico pero imaginativa en lo futbolístico que le ha permitido sobrevivir a las bajas de jugadores determinantes (Aspas, Nolito, Augusto, Krohn Dehli) sin merma para el rendimiento colectivo ni pérdida de protagonismo de la cantera, cuyo porcentaje el equipo titular celeste es aún considerable.

El responsable de los fichajes en el Celta ha mantenido, bajo las premisas establecidas por el club, una línea continuista con el trabajo realizado por su predecesor, Miguel Torrecilla, que ocupó el cargo durante siete años con más aciertos que errores. Las líneas generales de la política deportiva celeste no han variado gran cosa con Miñambres. Las directrices del club son claras: prevalencia de los fichajes en propiedad sobre las cesiones; promoción de la cantera en puestos determinados que puedan ocupar los mejores futbolistas de la casa y una doble línea de actuación en los fichajes: apuesta por jóvenes talentos con buenas expectativas de proyección a medio plazo a precio asequible y contratación de futbolistas más cuajados, con experiencia o proyección internacional, menores de 30 años.

A esta política de compras hay que añadir un importante esfuerzo económico por mantener en nómina al núcleo del plantel que se ha traducido en pocas ventas (Santi Mina, Nolito) en las que el club se ha remitido a la cláusula de rescisión.

Los fichajes incorporados por Miñambres en su primer año han alternado luces y sombras y no siempre se han formalizado atendiendo al orden de preferencias del entrenador. El pasado curso el astorgano incorporó, con irregulares prestaciones a siete futbolistas: cinco en el mercado de verano y otros dos en el mes de enero.

Entre los aciertos destacan la contratación del argentino Facundo Roncaglia a coste cero. Se incorporó a filas un defensa central polivalente (otra de las cualidades que busca el club), experimentado e internacional que dio a Berizzo múltiples soluciones en las rotaciones y ofreció un excelente rendimiento en las cuatro posiciones de la defensa. Los números del argentino, de 30 años, no ofrecen discusión: 48 partidos, 3.942 minutos sobre el campo, tres goles y una asistencia.

No menos exitosa ha sido la contratación del danés Pione Sisto, un talentoso atacante que reúne la doble condición de apuesta de futuro con rendimiento inmediato. Pese a su juventud y desconocimiento de la liga española,el internacional danés ha pasado con nota el examen de su primer año con rendimiento que a ido "in crescendo" con el paso de los partidos hasta firmar unos registros más que apreciables: 56 partidos, 3.361 minutos, 7 goles y 4 asistencias. Aunque el precio (4,5 millones) pagado al Miditjylland, su club de origen, ha sido elevado para las cifras en las que acostumbra a moverse el Celta, el gasto ha merecido la pena. Con todo, Sisto, era una vieja aspiración del Celta, que ya intentó contratarlo en el verano de 2016, y no puede considerarse estrictamente un fichaje de Miñambres, sino de club.

Sí lo han sido otras dos apuestas de futuro que no contaban con el visto bueno del anterior técnico y que han tenido una participación residual en la vida competitiva del equipo que dirigía Eduardo Berizzo. Se trata de José Naranjo y Álvaro Lemos. El primero fue traspasado al Genk en el mercado invernal con un beneficio de 800.000 euros sin haber llegado a debutar en la Liga, ya que en total jugó apenas 221 minutos en dos partidos de Europa League y uno de Copa.

Por Lemos, el Celta pagó al Lugo entorno a medio millón de euros, un precio no muy alto, pero tampoco sacó mucho partido al futbolista, que jugó poco con Berizzo (724 minutos en nueve partidos) y no entra en los planes del nuevo técnico, Juan Carlos Unzué.

El quinto fichaje veraniego fue el delantero italiano Giuseppe Rossi, incorporado a préstamo a 48 horas del cierre del mercado, y a quien los problemas físicos impidieron brillar en relación a su talento. Rossi, que se lesionó a pocas fechas del final de la Liga, llegó a coste cero aunque el Celta tuvo que asumir una parte de su elevado salario. Aunque anotó seis goles (tres de una tacada a la UD Las Palmas), el italiano disputó en total apenas 791 minutos con un rendimiento más bien discreto.

Las incorporaciones invernales fueron algo mejor. El sevillano Jozabed, incorporado a préstamo del Fullham, se integró rápido y ofreció muy buenas prestaciones, mientras que el joven danés Hjulsager, pese a tener muy poco protagonismo, parece tener un futuro prometedor.

Con este irregular bagaje, aborda Miñambres el difícil examen de firmar cuatro o cinco nuevos jugadores de calidad con los que apuntalar el actual plantel, que será más reducido en efectivos. La primera incorporación, el delantero centro uruguayo Maximiliano Gómez, de 21 años, del Defensor, parece más una apuesta de futuro que necesitará adaptación que una realidad inmediata.