Mourinho respeta al Celta. Tomará todas las precauciones posibles para el partido de vuelta, pese al 0-1 obtenido en Balaídos. El técnico apuesta definitivamente por la Europa League como la principal vía de acceso a la Champions de la próxima temporada, que tendría el plus del título, aunque de esta forma comprometa sus opciones de lograrlo quedando entre los cuatro primeros de la Premier League. El Manchester United visita al Arsenal en el Emirates Stadium este domingo. Partido grande, con el morbo que tienen los cara a cara de Mourinho y Wenger. El portugués, sin embargo, ya ha anunciado la rotación más amplia posible, lo que The Guardian interpreta como "un equipo debilitado".

Mourinho copia los pasos de Berizzo. Lo reconoce sin ambages: "Si el Celta pelease por algo importante en la Liga y jugase con su mejor equipo, nosotros lo haríamos en las mismas circunstancias. Pero no puedo alinear al mismo equipo que ante el Celta y luego repetirlo de nuevo el jueves", analiza. "Así que debo ser humano y sensible con los jugadores, y usar el sentido común".

Con Ibrahimovic, Rojo, Shaw y Young, este último lesionado en Balaídos, en la lista de bajas, Mourinho aún puede tirar de nombres ilustres que en Vigo ocuparon el banquillo: Carrick, Mata, Rooney... Y De Gea, cuya titularidad en el Emirates es la única que ha anticipado de forma expresa el entrenador, que ha insistido en mantener al argentino Romero como el arquero en la Europa League y con buenos resultados. Se supone que Mourinho tendrá que dar cabida a jóvenes del segundo equipo, que dirige Nicky Butt. Algo que amenaza con hacer de forma masiva en la última jornada de la Premier si se clasifica para la final continental.

Mourinho, siempre pendiente de qué clima conviene generar alrededor de cada partido, ha querido en esta ocasión rebajar la tensión con Wenger, a quien revela que le dio dos apretones de manos en el partido de la primera vuelta en Old Trafford. Asegura en consecuencia "haber enterrado el hacha de guerra" e incluso añade con sorna: "Como voy a cambiar todo el equipo, estará encantado conmigo". Wenger acepta: "Estoy abierto a todo en la vida, también a hacer las paces". Es al menos una tregua en una de las rivalidades más ásperas que el fútbol ha conocido entre dos entrenadores.