Terra Celeste celebra su 17º aniversario con una comida en el Hotel Coia. Han acudido 112 de los 252 miembros de la peña, fundada en A Coruña, donde residen el 60% de sus socios. La presidenta, Reyes Álvarez, les reserva una sorpresa. En el salón entra de repente Berizzo "y se monta la mundial", describe Reyes. El entrenador del Celta ha querido cumplir con la palabra dada pese al catarro y a la visita imprevista de su madre y su hermana.

A los postres, tras infinitas fotografías y autógrafos, llega el turno de los discursos. Abres Reyes, que se dirige a Berizzo: "Quiero agradecer en el nombre de todos tu ambición, tu pasión, tu celtismo, tu saber estar en las ruedas de prensa, dejando siempre la imagen del club en lo más alto como un auténtico caballero; por saber llevar un vestuario de 25 personas de distintas nacionalidades y costumbres con las revoluciones a mil. Te quiero dar las gracias porque por segundo año consecutivo hemos estado en una semifinales de Copa. Gracias porque por primera vez en la historia estamos en una semifinal europea. Y cómo no, infinitas gracias por ganar los derbis". Las risas interrumpen a la presidenta, que añade "una pequeña anécdota", describe. "A los pocos días de perder la perder de Sevilla, en La Cartuja, en 2001, alguien le dijo a mis padres: 'Nunca habéis ganado nada. Vais a seguir sin ganar nada. ¿No hubiera sido mejor que hubierais hecho a vuestra hija desde pequeñita de un equipo grande?' Mi padre, muy serio, le clavó la mirada y le respondió: 'Es cierto, nunca he visto ganar nada al Celta y no sé si lo veré. Tal vez mi hija a lo mejor tampoco. Pero estamos orgullosos de haberle enseñado el respeto a unos valores, el amor a una camiseta y a un escudo sin esperar nada a cambio. Eso es amor auténtico, del bueno'. Mis padres ya no están, Toto. Han fallecido los dos. No vieron ganar un título al Celta. Yo a lo mejor tampoco lo veré. Pero te repito lo que te dije en Barcelona hace un año, estoy convencida y totalmente segura de que si podemos ganarlo con alguien, es contigo".

Berizzo recoge el guante. "Ahora me toca hacerlos llorar a mí", anticipa. "Realmente ver a un grupo de gente agruparse por una idea común, por un sentimiento común, emociona. Y más emociona la creencia y la ilusión que tienen puestas en el equipo, un equipo que también emociona: me emociona a mí, que soy su entrenador, e imagino que los emociona a ustedes. Mi objetivo como entrenador es que se sientan orgullosos de su equipo. Ojalá el jueves demos un paso hacia ese objetivo que perseguimos todos durante mucho tiempo, ojalá sigamos creyendo y que el equipo responda y siga alimentando ese sueño de vencer a un gigante como el que vamos a enfrentar. Guerra daremos, patadas daremos y todo lo que éste a nuestro alcance por llegar a una final y ganarla".

Incendios, amenazas

Berizzo concluye. Los asistentes se congregan para el retrato de familia. El técnico, más fotos, autógrafos y saludos, se retira. Suena la música. La gente baila. Reyes recuerda. Se le viene a la cabeza aquella playa malacitana en la que decidió, estando de vacaciones, que al regresar a A Coruña, donde la viguesa residía, fundaría una peña céltica. reclutó entre compañeros de trabajo y conocidos a los otros siete miembros con los que compondría la primera junta directiva. Encontrar un local como sede les llevó tres meses. Reyes preguntaba en una decena de bares al día. Los otros directivos buscaban por su cuenta. Al fin el Mesón Sobrado les abrió sus puertas.

Fueron tiempos difíciles, con la rivalidad entre los clubes gallegos exacerbada. "Nos quemaron tres veces las cosas que había dentro del local. No iban cuando estábamos nosotros pero nos lo vaciaban, le echaban gasolina en la calle y le plantaban fuego", narra la presidenta. "Yo estaba amenazada de muerte. Muchos de la peña han tenido sus problemillas". Escoge de ejemplo que "en el tercer aniversario de la peña nos vinieron a sacar unas fotos, salió en la prensa y al llegar al trabajo el lunes le dijeron a un socio que si volvía a salir lo despedían. Es una realidad, con nombre y apellidos".

"Como somos gente tranquila, nunca entramos en provocaciones", asegura Reyes, que regresó a Vigo en 2003 y que además reconoce: "Ahora no tiene nada que ver con lo de antes".

A Reyes le emociona que Berizzo haya asistido a la celebración. "En la peña es muy querido. No concebimos un banquillo del Celta sin el Toto. No puedo ni hacerme a la idea y no soy la única", indica sobre su incierta renovación. Aparca esa preocupación. Prima el Manchester United. Aguarda la eliminatoria "con piel de gallina", a la vez que confiada: "Siento que ganamos, que llegamos a la final; ambición siempre y sueños todos. Estamos lusionadísimos con ir a Estocolmo y traernos la Copa".

El presidente de la Federación de Peñas, Pepe Méndez, es otro invitado de honor. Se declara "un poco más optimista después de las impresiones de Berizzo sobre lo motivados que están los jugadores. El Manchester no anda muy bien. Hay motivos para creer".

Miembros de Terra Celeste también han podido intercambiar pareceres con el técnico. Entre ellos, Víctor Rodríguez. Él y su mujer, Carmen Martínez, ambos de 84 años, son los mayores en el colectivo. Víctor fue recogepelotas en Balaídos siendo niño y socio hasta 1961, cuando se mudó a Madrid. Después se trasladó a Valencia y se sacó el carnet del equipo che. Y ahora, asentado definitivamente en A Coruña, es abonado del Deportivo desde 1974. "Me gusta el fútbol. Pero soy celtista de nacimiento", argumenta. Celtistas son también sus dos hijas mayores. La menor y dos nietos le han salido del Deportivo. Pero como en su caso, sin inquina hacia uno por amor al otro. En el último derbi, cuando marcó Iago Aspas, Víctor se levantó jubiloso del asiento.

- Pero tú...-, exclamó un compañero de asiento.

- Es que soy vigués, joder.

Víctor sí reconoce una tirria. "A Mourinho no puedo ni verlo. Sé que es buen entrenador pero me es antipático. Es un presumido, un mentiroso, le encontré muchos detalles cuando estaba en el Real Madrid aunque me gusta más el Real Madrid que el Barcelona. Con él de entrenador, no. Me alegraba que perdiese", explica. Y se lo hace saber a Berizzo.

- Supongo que al portugués serás capaz de pararlo-, demanda.

- Eso espero.