Cualquiera diría que Abel Caballero y Carlos Mouriño viajaron ayer a ese tiempo, no tan lejano, en el que no existían entre ellos los reproches, ni los mensajes cruzados, ni las protestas; y todo eran proyectos en común y grandes gestos de complicidad. La culpa del regreso a ese tiempo "tan feliz" la tienen el Manchester United y la emocionante semifinal de la Europa League que el jueves comenzará a librarse en Balaídos. El alcalde y el presidente del Celta se reunieron ayer, en un clima de enorme fraternidad, para participar en el izado de la camiseta gigante que lucirá el Sireno durante los próximos días y que presidirá la Porta do Sol mientras el equipo se mantenga en la competición europea (con un poco de suerte hasta después del 24 de mayo). Esta es una de las muchas iniciativas que el Concello y el Celta han puesto en marcha para hacer visible en toda la ciudad el momento histórico que vive el equipo. Ayer estrenaron la decoración que lucirán emblemáticos monumentos de la ciudad como los caballos de Praza de España, el Sireno o los Rederos de Gran Vía.

El acto más simbólico tuvo lugar a media tarde de ayer en la Porta do Sol cuando Caballero y Mouriño participaron del izado de la camiseta del Sireno. Durante la hora que tardaron los operarios en "vestir" la obra de Leiro hubo tiempo para que el alcalde y el presidente, acompañados de diferentes concejales y directivos, intercambiasen comentarios, chascarrillos y bromas de toda clase. Ni palabra del estadio, de la ciudad deportiva o de las obras de Balaídos. Sonrisas, abrazos y complicidad por todas partes, incluso con algunos aficionados del Athletic -fácilmente detectables ayer por la tarde en el centro de la ciudad- que se acercaron también a saludar, a desear suerte al presidente en el compromiso europeo o, simplemente, a curiosear. Tampoco perdieron ripio los muchos transeúntes que a esa hora caminaban por la zona. Era ver juntos a Mouriño y a Caballero y a todos se les despertaba el morbo. Afloraron los teléfonos móviles en busca de una sonrisa de ambos. Tuvieron de sobra. Estamos en plena tregua.