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Mi querido Celta

El luso empleó a los celestes como arma psicológica contra el Dépor - Suma dos derrotas y cuatro victorias ante los vigueses

Mi querido Celta

José Mourinho, hombre sin tibiezas, de acérrimos detractores y fervorosos partidarios, regresa por primera vez a España desde que abandonó el Real Madrid en 2013. Con el Celta coincidió poco, apenas una temporada en Liga y Copa del Rey, sin controversias que se recuerden. Fueron más tensos los amistosos de su etapa en el Oporto. El equipo vigués funcionó también como herramienta contra el Deportivo en esa guerra psicológica de la que es experto y que empleó para apartar a los coruñeses de la final de la Liga de Campeones.

Mourinho llegó a declararse celtista, si bien es difícil rescatar la frase concreta. Ha quedado latiendo en la memoria pero las versiones varían. Pudo suceder en 2004, en las semifinales de Champions contra el Deportivo. "Me gusta Galicia, me gusta el Celta", dicen que afirmó. En A Coruña, de la rueda de prensa el día antes del partido de vuelta, se acuerdan más del "os veo muy crecidos". Cuando regresó a Riazor al frente del Real Madrid se lo recordaron por la megafonía. Mourinho insistiría entonces: "Se ha probado que tenía razón". Es a esta ocasión que otros remiten la segunda versión: "Pero si me encanta Galicia, soy muy del Celta". Simpatizante celtista era sobre todo Eladio Paramés, el periodista que ejercía como su portavoz personal.

No hubo cariño, sin embargo, en sus primeros duelos contra el Celta como técnico jefe -ya los había tenido como ayudante de Robson en el Barcelona-. Fue el 16 de agosto de 2002. El Celta se impuso gracias a un gol de Jesuli en la Taça Ibérica, disputada en el estadio "1 de maio" de Braga. Una batalla inesperada, áspera, fronteriza con lo violento. Sergio, Berizzo y Vagner se fueron lesionados. Al Oporto le expulsaron dos jugadores. "El arbitraje ha sido lamentable", denunciaba Mostovoi.

Mourinho conquistaría esa temporada su primera liga portuguesa y la Copa de la UEFA. Y se tomaría su revancha el 27 de marzo, en el homenaje a Gudelj. Las crónicas destacarían la intensidad con la que se empleó el Oporto, que ganó 0-2.

El entrenador abandonó el club blanquiazul en 2004, tras ganar la Champions. Se fue al Chelsea y después al Inter. El Celta se lo reencontraría ya como timonel del Real Madrid en su regreso a Primera. Fueron cuatro enfrentamientos, con derrota céltica en los dos de Liga (1-2 y 2-0) y eliminación en la Copa pese al 2-1 de Balaídos, recordado por el trallazo de Cristian Bustos a lo Cristiano Ronaldo. Los merengues golearon en la vuelta (4-0). Dentro de dos semanas reiniciará la serie y también una relación hasta ahora ajenas a las pasiones exageradas que suele desatar.

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