Quienes pensaran que, atacando Sánchez la gestión de la pandemia, se trataba solamente de atacar a Madrid y a su presidenta, se equivocaban porque resulta evidente que todos los traspasos de culpa son pocos para que Sánchez pueda tapar sus vergüenzas y sus mentiras.

No importa que desde el Gobierno no se haya preparado una sola medida legal para agilizar y facilitar la toma de decisiones de carácter local y autonómico.

Da igual que el ministerio de Sanidad siga limitándose a dar cifras, mentirosas como siempre, sin que llegue a los ciudadanos una mínima, ya que no segura, sugerencia sanitaria que no sean las mascarillas y las distancias.

Es lo mismo que se siga en la incertidumbre de las existencias de material suficiente para los sanitarios.

Pasan los días y el Gobierno, tras llamarse andana, simplemente nos prepara, amenazante, para que aceptemos, hipotéticamente, que vuelva a tomar las riendas, tras demostrarse que el único que hace bien las cosas y soluciona los problemas de los españoles, a la vista del desastre de la gestión de las autonomías, es Sánchez.