"Juro que ni abdicaré ni abandonaré España" (Palabras de Juan Carlos I, resaltadas en la portada de "Diario 16" el 18.03.1981, con imagen del emérito incluida).

Debe de ser parte del ADN de la dinastía Borbón el hacer juramentos con pasmosa gratuidad. Lo han hecho en aquellos momentos en los que pudiera tambalearse la corona regia. Pasado el momento crítico, el juramento es mero acto anecdótico. Fernando VI juró la Constitución de 1812. Luego con la ayuda militar de los 100.000 hijos de San Luis, la derogó y persiguió con saña a todos aquellos constitucionalistas. Juan Carlos I juró los Principios Fundamentales del Movimiento del franquismo. Muerto Franco, los enterró para poder proclamarse jefe de Estado del nuevo Estado Democrático y de Derecho. No prestó juramento a la Constitución de 1978, ya que el mismo se consideraba otorgante de la misma al pueblo, y no viceversa. No le obligaba a cumplimiento alguno. De ahí que sus actos nunca hayan sido objeto de fiscalización alguna en sede parlamentaria o jurisdiccional. Adjetivar esta Monarquía como parlamentaria es un eufemismo. No existe ex lege control parlamentario a tan regia y medieval institución.

A menos de un mes del fallido golpe militar del 23-F, para recrear su aureola de "héroe salvador de la democracia española", lanzó públicamente su juramento de que jamás abdicaría ni abandonaría el país. Era un modo de decir que ninguna fuerza antidemocrática le obligaría a abandonar a su suerte al agradecido pueblo, para que le siguiesen rindiéndole la pleitesía, cosa que condenó a antepasados de su dinastía. Juró en vano. El 02.06.2014 anunció su abdicación, a cambio de ciertas prerrogativas como miembro de la Casa Real, que se hizo efectiva el 19.06 tras la publicación de la Ley Orgánica 3/2014. Y el pasado 3.08.2020 abandonó España, y según parece reside actualmente en los Emiratos Árabes Unidos. La elección de este último país no escapa a la especulación sobre su destino por los presuntos actos ilícitos de los que está siendo investigado por la Fiscalía suiza. Presuntos delitos fiscales y blanqueo de capitales. En España, el presunto delito fiscal ya prescribió el pasado día 30 de mayo, al haber transcurrido los 5 años de su no declaración del ejercicio 2014. En cuanto al presunto delito de blanqueo de capitales, éstos habrían de haberse generado ilícitamente anteriormente a su fecha de abdicación, siendo, por tanto, sujeto beneficiario de inviolabilidad penal alguna.

Por este último delito podría ser encausado por la jurisdicción suiza. Pero, hay que tener en cuenta el que entre la Confederación Helvética y los Emiratos Árabes Unidos no existe tratado de extradición. Me temo, pues, que la residencia del emérito se alargue en su país amigo del Golfo. Si la muerte le sobreviniera allí, sus restos serían trasladados con todos los honores de jefe de Estado, catafalco en Palacio Real, multitudinaria despedida, encabezada por los más de 70 firmantes del famoso manifiesto en su favor, y, finalmente, a reposar sus restos en el Panteón Real del monasterio de El Escorial. "Muerto el perro, se acabó la rabia"... ¡Qué país!