La galería de entrada del instituto Camoes dibuja el largo puente de Vasco da Gama. El que lleva a Lisboa y simboliza el Portugal de hoy. Malamente se deja ver porque está cubierto de pintadas. Firmas mal trazadas. Que no grafitis. Líneas de aerosol al que el despiste de alguno ha llevado a garabatear en la torre de Ceta. Estas firmas no alcanzarán ni para un línea de la historia portuguesa ni gallega. Pero reflejan nuestra propia incultura. Esparcimos garabatos sobre el instituto portugués sin saber siquiera quién era Camoes. Manchamos la casa más antigua del Vigo Vello porque no sabemos dónde estamos. No tenemos muy claro dónde queda Portugal ni el Vigo antiguo. Ni siquiera porqué estamos firmando sobre la cultura. Hay lugares propios para hacer grafitis. Sobran medianeras esperando un artista. Y conviene aprender a esbozarlos antes de que el mundo se ría de tus garabatos. No dejes que tu huella sea parte de tu ignorancia.

Y mientras tanto, que alguien limpie el Camoes.