Los ingenieros de tráfico suelen hacer grandes aportaciones a la seguridad vial. Pero, como suele ocurrir con toda obra humana, no siempre aciertan. Y, desde mi punto de vista, lo que acaban de hacer donde finaliza la AC-14, antes de entrar en la glorieta sobre la A-6, no es acertado.

Sé que es este un punto que acumula varios accidentes, algunos graves. Pero no creo que los mismos se deban a una deficiente señalización. Pues ya disponía de señales de limitación de velocidad que reducen progresivamente la misma de 100 (máxima de la tercera ronda) a 40 (idónea para abordar la glorieta), así como la correspondiente señalización (ahora reforzada) y paneles de aviso de dicha infraestructura, todo ello complementado con bandas reductoras de velocidad adecuadas.

Sin embargo, como se siguen produciendo accidentes, lo que hicieron ahora fue lo fácil, lo de siempre: colocar, a continuación de las ya existentes, otras bandas tan agresivas que, más que reductoras de velocidad, lo que hacen es obligar a parar a todo el mundo y, sobre todo, destrozar las suspensiones de los vehículos. Pero aún hay algo peor: suponen un grave peligro para los motoristas. Y me parece un error porque hay otras maneras de obligar a reducir la velocidad.