Estamos a menos de un mes de unos comicios en Galicia, así que no me sorprende ver en la prensa elogios a la gestión del presidente Feijóo acerca de la crisis del Covid-19 sobre todo si vienen firmados por acólitos como el señor Javier Guerra (FARO DE VIGO, 18-6-20).

Tampoco me sorprende ver la ingenuidad, siendo benevolente, de sus palabras. Dice el señor Guerra en su tribuna que "Galicia ha gestionado bien" y que los "resultados no son consecuencia del azar". Y tiene razón, en parte, ya que Galicia lleva desde 2009 siendo gestionada para ser lo suficientemente insignificante para seguir siendo una región periférica que solo sea foco de interés en temporada estival y años santos. Es esa lejanía, física y estructural con Madrid y el resto de centros económicos del mundo la que nos "protegió" de un impacto mayor, con la ayuda de la declaración del estado de alarma. Si el virus hubiese entrado en España en verano en vez de en invierno quizá sí que estaríamos viendo la verdadera capacidad de gestión del presidente Feijóo, de la que bien duda él mismo cuando acelera las elecciones para antes de que eso pueda ser una posibilidad en una segunda oleada en un verano con nuestra tierra plagada de visitantes.

No, no ha sido lo bien preparado que estaba el sistema sanitario gallego, reino de la precariedad, lo que nos ha salvado de un impacto mayor. Tampoco el sistema asistencial en la residencias de mayores, donde ha estado el problema y que curiosamente el señor Guerra no menciona. Ni siquiera la capacidad de generar conocimiento, cosa que el propio señor Guerra se encargó de cercenar, cuando llegó a la Consellería de Industria en 2009, dividiendo la ciencia gallega en dos compartimentos estancos (la industrial y la académica) y destruyendo el plan de recursos humanos y financiación que ha llevado a que, después de 12 años, el sector de la investigación se encuentre en Galicia especialmente precarizado.

Lo que realmente nos ha permitido disfrutar en Galicia de unas cifras mejores, dentro de lo trágicas que ya son, que otros territorios en la incidencia de la pandemia ha sido la falta de progreso social, científico y económico en la última década. Es la insignificancia de nuestro territorio en el contexto estatal la que ha favorecido que, por ahora, la pandemia haya pasado de puntillas por Galicia. El señor Guerra lo sabe bien ya que él colaboró activamente en ese plan y por eso ahora tiene como premio estar en Madrid haciendo política, o lo que sea lo que hagan en el Senado.