Soy universitaria y he tenido la oportunidad de cursar un grado presencial y otro actualmente online. Como es obvio, la universidad debe estar al alcance de todo el mundo y gracias a esto puedo vivir en el extranjero y seguir estudiando en una universidad española. Nadie se esperaba la situación actual, pero nos hemos dado cuenta de muchas cosas, entre ellas que las universidades españolas que no ofrecen clases online no están preparadas para un cambio de vida y, por consecuencia, se han visto desbordadas y a la espera de que el gobierno solucione el problema.

Hemos avanzado mucho, pero las oportunidades de formarse a nivel universitario dejan aún mucho que desear (y el desplome económico que conlleva estudiar) ¿Por qué supone una gran barrera para un universitario compaginar los estudios con un trabajo? Deberían darse facilidades y lo único que se lleva son problemas. Recuerdo mi rutina en los primeros años de universidad: madrugar, seis horas de clase, comer tuperware y trabajar en un supermercado hasta el cierre; no había otra opción. No culpo a las propias universidades, ni siquiera creo que sea todo culpa del gobierno; quizá somos los propios universitarios los que nos acomodamos y no luchamos por avanzar como lo hacen otros campos.

Ahora que vivo en el extranjero, trabajo 40 horas semanales y estudio a distancia, todo es mucho más fácil. No hay un horario estricto que cumplir, sino que soy yo la que decide cuando estudiar y es una responsabilidad propia el cumplir las entregas y estudiar para los exámenes, sin presión de compañeros ni profesores.

Así pues, quizá la madurez la conseguiríamos antes si nos dejasen en nuestra mano la responsabilidad de cumplir y entender con las asignaturas diariamente; quizá estaríamos preparados para poder trabajar y estudiar en el momento que queramos; quizá nuestro estilo de vida podría ser el que elijamos si tenemos la opción de adaptarnos; y quizá no nos preocuparíamos por seguir los estudios en la universidad si una pandemia global sucediese.