Tenemos tantos adelantos; hemos llegado a la luna, podemos vernos y hablar a miles de km. de distancia con un pequeño aparato, tan grande como la palma de la mano, pero no somos capaces de vencer a un virus y nos tenemos que esconder en casa. Tenemos los depósitos llenos de material bélico pero faltos de medicinas.

Lo más curioso, es que este coronavirus además de matar, también hace resucitar a los profetas. Cada uno tiene su propia teoría, algunos dicen que es un castigo del Señor, por no preocuparnos de sus mandamientos. Otros dicen que es el resultado de maltratar al planeta en el que vivimos, por la cantidad de coches, aviones y animales en cautiverio. También se dice al riesgo de las ondas de frecuencia del nuevo 5G de telefonía.

Seguimos aprendiendo mucho. El ébola, era cosa de los africanos. El Sars, tocaba solamente a los asiáticos. El sida, pertenecía a los homosexuales. La gripe aviar, la fiebre Q y la peste porcina pertenecen al mundo animal. Las situaciones chinas de Wuhan no las veríamos en Europa.

Hoy nos encontramos confinados y metidos en esa película china. Estamos aprendiendo mucho.