"Ahora mismo estamos sumergidos en un tiempo de separación física porque así nos lo imponen los acontecimientos.

En circunstancias normales, disfruto muchísimo de la compañía de mi marido, mis hijos y de mis veintiséis nietos pequeños ya que el mayor tiene tan solo 14 años.

La situación actual nos lleva a comprobar nuestra pequeñez y limitación, quizás antes oculta tras la vorágine del día a día. También nos lleva a la reflexión, a mirar las cosas desde otra perspectiva y a dar a la familia y amigos el valor que realmente deben tener para nosotros.

La familia es el núcleo esencial y vital que personaliza a cada ser humano y éstos deben ser unos días de especial generosidad ya que el egoísmo es el aislante del amor. Llegar al hogar significa ponerse las zapatillas, sonreír, descansar y pensar en primer lugar en las personas que viven a nuestro lado. El cariño y la dulzura en el trato son un bálsamo para el corazón que nos ayudarán a ser más felices estos días y siempre.

"La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro, precisamos que toda la familia viva feliz." (Santa Teresa de Calcuta, Nobel de la Paz)"