Eres el adalid de los hidrocarburos y el carbón. Tu mirada no es serena; tus gestos denotan un amaneramiento sin igual. Eres un trepa, no puedes ignorar tu ascenso súbito en la política regional; no es solo no despejar el camino, es que te aferras a otro mandato: que Dios nos guíe y no lo consigas. Te conduces arbitrariamente y no estás bien aconsejado; tu silencio es abrumador, pues obras calladamente haciendo daño a ciudadanos pueblos y sus moradores. Y te recuerdo tu mala gestión con las cajas, la gestión de los aeropuertos, el transporte urbano en general, no acudir de inmediato cuando fue el accidente del Náutico, tus rifirrafes con Casado, tus colaboradores (Castro, Corina, Baltar... excepcionalmente con Aznar) que ya sabemos cómo respiran; castigando hasta donde puedes a Abel y a la urbe más populosa de Galicia; tus favoritismos y cuchipandas, tu faceta de película cuando te expresas en un gallego macarrónico y muchísimas cosas más que ahora no logro visionar.

Por favor, permítenos el cambio, dimite o que en las próximas elecciones no nos enquistes los proyectos que la reencarnación de tu partido no nos consiente.