La crisis del coronavirus tiene un mayor impacto en las personas con alzhéimer, puesto que son más vulnerables por su avanzada edad, no tienen memoria para retener la necesidad del confinamiento y sufren un cambio de las rutinas que les ofrecían estabilidad, como pasear o acudir a centros de día.

Así lo explica, en declaraciones a Efe, la neuropsicóloga Nina Gramunt, directora técnica del Área Social de la Fundación Pasqual Maragall, dedicada a las personas con alzhéimer.

Ante una pandemia que ha obligado a cerrar centros de día para enfermos de alzhéimer y a limitar las visitas, esta fundación ha elaborado una batería de recomendaciones para los familiares con el fin de que puedan gestionar la situación.

"Todas las rutinas se van al garete, así que el principal reto es reestructurar las rutinas y crear otras que sean nuevas", remarca la responsable de la Fundación.