El juzgado de lo penal en Madrid absolvió a este actor del delito de ofensas a los sentimientos religiosos por sus insultos a Dios y a la Virgen. Esa es la sentencia que, por lo que a mí respecta, la acato pero no la comparto. En mis sentimientos religiosos, me duele. Pero me gustaría saber si la sentencia, aparte de reconocer "la falta de educación, el mal gusto y el lenguaje soez", reconoce también la falta de inteligencia en este ciudadano, pues cagarse en algo que, según él, niega y no existe, hay que ser muy cerrado para no saber que con tales groserías lo único que consigue es complicarse la vida.

En estos tiempos en que priva la comodidad, nadar contra corriente es de burros.